No les resultó a los conciudadanos distinguirse unos de otros, a la espera de mejores y oportunos momentos en los que pudieran dar cauce de sangre a su odio. Al alzar del vuelo de una mariposa sueca, por ensalmo o por alquimia se segregaron unos de otros. A un lado los dylanófilos, al otro los dylanófobos.
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