24 de diciembre de 2007

La confesión del tiempo

La senda desbrozada es un espejo: su método, el alma sola.

Tiene, por esta misma razón, que encontrar la alegría en el brillo del asfalto de las calles intransitadas, tras la lluvia, en la luz espléndida recogida detrás de los escaparates.

Si su lengua le perteneciera a él, y a nadie más, tendría, en ese punto o asiento del tiempo, su palabra universal---

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