1 de diciembre de 2007

Aceptemos...

... que no todos los viajeros son Kapuscinski: que los libros resultantes no son iguales. Nada más que decir. Pero uno tiene el propósito de leer sobre el espacio desconocido, con miras de antropólogo aficionado (a los libros sobre las geografías ajenas, ciertamente). Estamos demasiado centrados en nuestro problema (libertad y razón, la polis posible) y se nos olvida el campo de posibilidades (principalmente deshumanizadoras) que se han dado en la historia reciente en otros lugares (África): aunque es difícil que se nos olvide el conradiano El corazón de las tinieblas, y su presencia en el opus magnum de H. Arendt como uno de los textos indiciarios (?) de la futura constitución inmoral del mundo---



-¿Por qué no seguir esa pista? -La seguimos, la seguimos.

***

Ahora: El sueño de África, de Javier Reverte (en Alianza). Después veremos si Paul Bowles (Días y viajes). Lo que ocurre es que el texto africano de Kapuscinski (me refiero a El emperador, no tanto a Ébano: por menos unitario) es demasiado grande.



H. Arendt, Los orígenes del totalitarismo, Taurus, 1974, p. 256 (Pertenece a la segunda parte: Imperialismo; el libro está disponible en Alianza; en Taurus aparece, en el ISBN, una reedición -mismo traductor- en 1998; aparte de las ediciones populares de Altaya y Planeta-DeAgostini)

No hay comentarios: