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15 de febrero de 2017
En el libro Los cinco sentidos del periodista, de R. Kapuscinski (no venal pero sí inencontrable; leo su traslación digital), el escritor polaco reiteraba una proporción interesante: cíen páginas leídas por cada una escrita. Extrapolando hacia arriba, cien libros leídos por cada uno escrito. Lejos de la intención del libro, temerosos de la palabra obra, humildes en nuestra cueva de orgullo o a la inversa, proclamamos la idoneidad de esa proporción en nuestro régimen de mínimos: cien palabras leídas por cada una escrita. Y la relación que más nos gusta: por cada palabra que se lee, 0,01 que aspira a fijarse por escrito.
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