Las redes sociales informáticas no son espacios de virtud ciudadana. El anonimato faculta para el insulto más gratuito y la delación más pura; para burlas, humillaciones y escarnios de quien no puede defenderse de cobardes sin rostros. Las redes, Internet en general, habrían sido la perfecta Machina Universalis para cualquier Inquisición establecida.
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