24 de julio de 2016

Filósofo de la cultura acodado en barra niquelada (el ateneo de la plebe)

Reaccionario sin melindres cuando llevaba su etilismo al justo medio aristotélico, tres botellines del zumo de cereal fermentado de la marca del país, acompañados de magro papeo, Espénglerez bramaba que deberían cerrarse todas las universidades del reino, dejando a salvo la mesetaria Central.  Concedía que se dejasen vivir algunas otras con tal de que su polvoriento existir decadente sucediera en pequeñas ciudades de correspondiente periclitar, con su cortejo de hijosdalgo y pícaros de la gleba. En cuanto a los estudios secundarios, un instituto nacional por capital de provincia debía bastar para el desasnamiento de los pocos despejados.

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