15 de abril de 2016

Tardes sin nombre

El individuo mira a través de la ventana, el visillo está corrido hasta la mitad, hacia la casa de enfrente. Más arriba un cielo apagado, de sol que se pone. Abajo un silencio apenas roto por el viento y los coches lejanos. Piensa en su vida y sus miedos, en que tendría que escribir algo y no se decide. Entretanto, es agradable escuchar el viento, ahí afuera, y creerse que estar dentro, contemplativo y lento, significa protección.

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