Es necesario que los profesores, tanto en las universidades como en las escuelas, reaccionemos a estos cambios y adaptamos nuestra forma de enseñar a ellas. Existen varias formas de alterar completamente la experiencia en la clase que, en mayor o menor medida, los profesores con iniciativa y ganas ya están aplicando. Todas ellas tienen en común el abandono casi completo de la ‘clase magistral’, en la que el profesor, desde lo alto de su podio, predica a los ignorantes estudiantes cuya obligación es callar y tomar sus abominables apuntes. (Luis Garicano, en El País)
Consigliere, la alta perspectiva londinense, y estás en tu derecho (está ud. en su derecho), nos induce a ver espantajos de realidades sobre las que tejer logomaquias ad hoc. No sé por qué aceptamos que en la ética se perdió cuando se dio en periclitar al Estagirita, mientras que en educación a nadie se le ocurre que ni buenas prácticas ni gallinas jóvenes en vinagreta mientras a los púberes y generaciones ancestras y tuteladoras no les dé por pensar que sin el tónico de la voluntad no se va a ninguna parte. No somos finlandeses, somos hispanos raciales..
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