Nos horrorizamos ante hechos como el asesinato del profesor Martínez Oliva o el suicidio de la alumna Arancha porque rompen la idílica imagen de una Arcadia concebida como punto de partida que hemos decretado como real, cuando en realidad, de ser algo, debería ser un punto de llegada teórico que actuara como referente regulativo. Y al no ser así, cualquier anomalía o disfunción, por aciaga que sea, ha de categorizarse entonces necesariamente como una desgracia sobrevenida por algún fallo coyuntural, humano por lo general, y en este sentido, anecdótico; nunca estructural, porque lo que hay que poner a salvo por encima de todo es precisamente el sistema como modelo de referencia. (Vora la platja)
Blogger me avisa de que las leyes europeas, Dios las bendiga, me obligan a que avise a mis improbables visitantes y/o lectores de que mi blog usa cookies, pero a mí su aviso, incompetencia mía, seguro, no se me pone en la cabecera
31 de mayo de 2015
Contra la secta de los rousseaunianos
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