A) La ilusión venezolanoide (carcundia dixit) de los podemitas de Pablo I., este año del demiurgo de 2015.
B) La visión embriagadora de El destino se disculpa, de José Luis Sáenz de Heredia, peliculaza de 1946, protagonizada por un joven y ya enorme Fernán Gómez.
Rien va plus, messieurs.
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