6 de octubre de 2012

Epicureana

No me gusta la religión ni la milicia- dijo él. Por eso tengo que despreciar en lo más profundo de mi alma el sectarismo de los platónicos. Solamente confío en que del conocimiento de los sabios salgan remedios para los males que afligen la existencia de los hombres; y que en todas aquellas materias que escapen, de momento o para siempre, al dictamen experto de los científicos, cultivemos la amistad y la prudencia en nuestras opiniones, ciñéndonos al valor verdadero de la dialéctica que el aristócrata ateniense traicionó, transformándola en una pesadilla- añadió.

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