24 de octubre de 2012

La regla de la casa

Un racionalista como tú eres, un escéptico, un cínico y a la postre un cabrón, tal y  como sos vos, necesita una teología instituida, aunque sea para manejarse a la contra. Casu contrario, debes proyectarla, de una mala manera, proyectando signos, indicios y barruntos en lo que sucede o en lo que no sucede. Como corresponde al pobre diablo que no ha encontrado sus sistema de juego (siendo el campo el mundo). Anda y pedite una botella de fanta, so mamón.

Lo que no consiguió la noche pardonera del fascismo, deshacer la iglesia cobarde, connivente o interesada, sino que, muy al contrario, entrar el mensaje al mundo, aggiornándolo al gusto, lo puede conseguir la Escuela de Chicago y sus secuelas provincianas, por la vía inusitada de una biopolítica que parece escrita a seis manos entre Malthus, David Ricardo y un epígono de los de Nietzsche. Casi estoy por ponerle la foto de un ministro. Un enviado, del césar al que lo debido.

No hay comentarios: