La memoria es artera, y sueña que justo aquí al lado, y a media hora, y mucho más allá, en la provincia natal, hay otras bibliotecas posibles y hasta reales, y un butacón de orejas, con perro y chimenea encendida.
Inventa la memoria un espacio dividido, y ahora viajar está al alcance de todos, pero yo sé que es el tiempo lo que se ha roto, contra todo intento espiritual de despliegue de síntesis y armonías un poco kistch.
Después de los cincuenta el mundo nos habla de otra manera.
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