3 de noviembre de 2021

 Yo no recuerdo bien y no sé deciros los muchos obstáculos que se presentan para publicar un libro de poesía bien pasados los cincuenta.

Se conocen casos. 

Pocos. 

Primero deben haber pasados muchos años gastados en nada, en vivir y esas materias que corresponden al animal ladino.

Años perdidos en silencio, o en un habla que no conviene. 

Después está la idea del viaje, el paso del bosque en otoño al otro lado de la zona de los lagos. 

El mar, la carretera hacia el norte corre en paralelo, está prohibido en esas costas tan quebradas y su imagen sólo está hecha para la reverencia y la oración. Quien sepa. Eso es así también en la memoria, para el que ordena el pasado o recompone el futuro. 

No hacia afuera, hacia adentro está la salida. 

Pienso en el viaje, pero la idea de moverme es opuesta al trabajo. 

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