Al cabo de tanto silogismo, hasta de aquellos que no lo parecen cuando aspiran a la sinrazón, por aquello de captar el interés de los impacientes,
Después de bien pasados los cincuenta, lo que resta es que la única verdad es el amor, y lo irreal aquello que mana del odio y aun del frío.
No podemos evitar los razonamientos, incluso en esta grave materia de la sustancia de lo existente. Así de fuerte es la inclinación de nuestra enfermedad, si acaso no quieres concederme la piedad de que el sufrir es algo que se debe expresar de cualquier modo, síntoma o logos.
Acerca del porqué de nuestra pasión, eso sí, el mundo calla, y la verdad que proclamamos es solo nuestra, asida en el abismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario