¿Qué hallamos en los Diarios del gran escritor? Aquello que hayamos puesto, se podría decir con fácil juego del verbo. El negocio de la cultura, en primer lugar, la trama de los intelectuales, así en general, presentes y ausentes, un enorme caudal de lecturas y conocimientos bien asentados. Lo que corresponde a un emérito de una academia prestigiosa imperial. Después, en segundo lugar, las turbiedades de las acciones políticas, más como espectador que como partícipe activo. Da para entender la negrura de la época, el drama sangriento, las infamias. Por último, las trazas de la vida más personal, las intimidades y extimidades del amor y de la amistad, alrededor de un personaje, digo bien, a la vez muy contento de sí y muy desgraciado.
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