Echaba uno de menos al eminentísimo Cuenca Toribio, con el que tengo adicción, en el Diario Córdoba. Hoy principia de esta guisa, en la tercera entrega que le dedica a la fundación de la UCO:

Aproado el último tercio del siglo XX, la, estéticamente, deslumbradora ciudad de Córdoba escaseaba de grandes centros de cultura humanística, con la excepción resaltada de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes y, en diversas parcelas de su meritoria labor, el Real Círculo de la Amistad. Venturosamente, sin embargo, de modo igual a lo registrado en otras muchas urbes capitalinas del tardofranquismo, contaba con algunos clubs cívicos de primer orden, entre los que de manera peraltada sobresalía el mítico Juan XXIII, pilotado de forma envidiable por aquel patricio llamado D. Luis Valverde, auténtica figura prócer de la Andalucía de la época, dentro de una saga por fortuna aun no extinguida.

Pero hoy don José Manuel está léxicamente muy temperado o acomodaticio, y no ha sido menester echar mano del Drae. Lo cual es de agradecer, estimando una de las vertientes de del asunto, pero que por otro lado humilla el connatural masoquismo de quien precisa, en intervalos medidos, ver servido en azogue fiel el plato de su tamaña ignorancia.