a) Maldades sobre O. P., anacrónico en la figura del escritor como ideólogo:
...todos hacían de cuenta que lo oían porque era un poeta pero en realidad es obvio que Paz no fue otra cosa que un periodista, sobre todo eso, un gran periodista, un excelente divulgador de teorías y de hipótesis que entendía mal y transmitía bien. (pp. 166-167)
b) Piglia pagó su tributo sesentero... al maoísmo, tan liberador respecto al catecismo soviético y aun cubano. Cosas de la era.
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