Entre un gato que dice fu y un ratón que se lamenta ay! se interpone un camino de longitud x con una anchura de y que va decreciendo conforme a t. Cuando y=0 se da la vuelta el ratón, sumiso al azar, y el gato ñam. (Luego el exégeta se atreve a hablar de la ley a ti destinada, como si Nada fuera una puerta a la esperanza. Como si alguna vez hubiera existido esa posibilidad.)
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