Se debe tener el carácter de agosto,
Estimar el poniente sofocante, los rastrojos
De la cosecha castigados por un sol impío.
Haber conocido el calor muchos años,
Para poder ver las retamas
enredadas en un aire turbio,
Los almendros, bárbaros en el espejismo
De los veranos; y no creer
en ningún sufrimiento en el rumor del viento,
En el rumor de unas pocas hojas.
Que es el rumor de este lugar,
Preñado de un viento idéntico
Que corre por el campo, calcinado,
Para el que escucha, derrotado por el bochorno, dispuesto ahí,
Que, nada por sí, observa
Aquello que no es y que es, en ese instante.
(Un espantajo, contra el mundo.)
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