Guglielmo Carrascosa, montañés con plaza ganada en el sur, teniente de parcos bancales de escaso aprovechamiento, ha dado en acopiar letra impresa, "para el invierno que llega". Eso dice, y soslaya la mirada, un sí es no es esotérico. Que nada es seguro, añade, ni gobiernos ni riquezas, ni amistades ni leyes. No comprende cómo alguien se conforma y se conforta con esta índole gaseosa del mundo y sus sucesos. Está, por mor de esa inquietud, incoando un sistema de ideas en el que desea recoger los axiomas y postulados del ser y del hacer a la luz tenebrosa del misantropismo. Digno es el sapiens de piedad, más que de desprecio. Eso creemos nosotros, no queriendo caer en el temblor y frío que sustancian el orbe del solitario Guillermo.
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