9 de abril de 2009

Dialéctica, ocultamiento

Si no fuera diferente de lo escrito, si no quedara al margen como diferente, o como nada frente al ser textual, si no se determinara como un sujeto irreductible al objeto manifiesto, ¿quién se pondría a escribir?

El yo se manifiesta irónico. No es tal como lo cuenta. Cuando la máscara absurda, la tragedia. Siempre.

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Heteroescrituras, Ignacio Carrión:

06/04/2009 (20:43) Ser
Ser profundo es ser. Ser otra cosa es cualquier cosa menos ser.


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Claridad germánica:

Quién lo iba a decir! Me pasa con los epígonos franceses de la ideología alemana, en particular con los ultrarrefinados comentaristas post-Nietzsche y post-Heidegger, y da igual si se orientan más a la literatura o si se orientan más a la filosofía, que en un determinado momento y lugar del texto entiendo lo que estoy leyendo, pero que de inmediato no, por más vueltas que le dé al asunto. Paul de Man, Derrida, Blanchot, Klossowski, Foucault, etc. me tienden la misma trampa. Ni Heidegger lo logra, porque lo veo venir. Al francés no, me embosca a traición (claro). Por delante, años luz sus pasos sobresalientes de los intérpretes y recaderos, Nietzsche y su sombra: Giorgio Colli. Después de Nietzsche: un lujo. Con alguna cortesía de difícil inteligibilidad, que deben ser guiños para lectores pretenciosos. Franceses, quise escribir y no me salió. (La bondad es lo que tiene, que no deja salir la mala intención y que llegue hasta la mano, para que la escriba.)

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