Sobre una cosa leída en AT, a propósito de Cuenca: El pensamiento intrusivo es diabólico. Es, visto desde el otro costado, la llamada del mal, negociándote la voluntad. -Que me la entregues, que te va a ir mejor.
¿Cómo no creer en la vocación clínica, y terapéutica, de los inquisidores?
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