Hubo ayer en el Paraninfo de la Universidad de Almería, a la misma hora del mediodía en la que hombres y mujeres negros laboran en los invernaderos del Levante y del Poniente almeriense, una mujer llamada Adela Cortina, catedrática de Etica de la Universidad de Valencia, que llenó el auditorio de palabras sensatas, con las que cualquier ser humano estaría de acuerdo. Habló con brillantez de la ética de la igualdad, de la carta de los derechos humanos, de la justicia, del hombre como fin, de Kant y de Machado, de valor y precio, de todo lo que ya es sabido, pero lo hizo con tal naturalidad y con tal sentido común, que pareció que todos en esa sala universitaria éramos pecadores, que el mundo entero pecaba de injusticia cada día y cada hora, como pecaron los israelitas cuando Moisés rompió contra una roca las Tablas de la Ley. Hoy continúan las jornadas con más de una veintena de intervenciones en el seno de esta cumbre agrícola que pretende añadir coherencia al mundo desde el modelo Almería. (La voz de A.)
Blogger me avisa de que las leyes europeas, Dios las bendiga, me obligan a que avise a mis improbables visitantes y/o lectores de que mi blog usa cookies, pero a mí su aviso, incompetencia mía, seguro, no se me pone en la cabecera
4 de septiembre de 2021
Hemerotecas
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