Como ejemplo de su declive mental, diremos no más que obtenía su weltanschauung (sí, él también se hizo con una) por medio de la lectura sistemática de los suplementos semanales de los diarios de mayor tirada y pensamiento laico, que en periodos regulares encuadernaba para su almacenaje y eventual consulta. Medio siglo después, de tan elogiable empeño por perpetuar el saber hebdomadario solo obtienen réditos esos malvados insectos devoradores de libros conocidos como pececillos de plata. Pero ni aun estos se prodigan mucho por entre tan perecederos, por lo que cuentan, papeles..
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