21 de abril de 2012

¿Antiteodicea?

Ningún pensamiento me provoca más pesadumbre que el del azar puro de que están hechos los sucesos. Para mí, la existencia es un milagro continuado, cada instante sin conexión inteligible con el anterior---

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Completamente inútil que el pensamiento quiera bucear en la memoria para dar razón salvadora de lo que ha sido, de las pérdidas---

En cualquier esquina, no necesariamente nocturna, acecha la muerte; o al contrario: la mujer que se detiene antes de cruzar la carretera, ella sí ha mirado, librándonos del atropello. Inútil gastar la memoria en la pretensión de ordenar, razón del bien, aquello que ha sido---

¿Cómo no referirme a cierto lugar en que te encontré un día que iba desesperado? ¿Qué sé yo de lo que fue y lo que será? No habíamos quedado, al menos no según los usos de la conciencia, de la vigilia---

Inútil buscar un orden estos días. Será lo que irá hilando un desconocido, si es que no queremos imaginar que un dios engreído se ocupa de nuestras humildes almas. Hubo un dios pobre en Israel, pero lo gastaron las gentes del dinero y las gentes del libro. Yo me imaginaba que esta alma extraordinaria se alzaba en el momento en que el cínico se entregaba a la compasión, como su mejor posibilidad, cuando la burla del poder revierte sobre el poderoso. ¿Tú, el noble? Para nada. No eres más que un pobre diablo que pide un Nietzsche o sofista antiguo, de la misma manera que éstos te piden a ti. Os necesitáis. A esa mutua menesterosidad del dolor y la ideología la denomináis verdad. Desfachatez, digo yo.

"Yo me imaginaba ... " Pero yo no soy más que otro hombre del libro, algo desorientado tal vez.

1 comentario:

Gregorio Luri dijo...

Una certera intuición de la naturaleza.