27 de noviembre de 2010

Realidades, II

Yo no vivo, lo sé, le doy cuerda al reloj de los padres (mi pudor quiere llamarlo deuda) con el fin de que pasen las horas y poder recolectar unas pobres impresiones y luego convertirlas en estas frases de las que me gustaría que se desprendiera alguna idea, y que ésta fuera tan visible como la hoja que cae del árbol en otoño para aviso del mundo.

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