24 de noviembre de 2010

Un puñetazo sobre la mesa

Un puñetazo sobre la mesa no es un cuadro de Magritte, una combinación impropia de objetos heteróclitos. Un puñetazo no es ningún objeto. A lo más, el hartazgo de los objetos y hasta del mundo. Este golpe que no doy y que tengo en mente, como un pacífico reprimido, es mi santo y seña de que estoy harto, y que no soy yo el que tiene que estar a  la altura. ¿A qué altura? ¿A la de la sinrazón y el capricho?

No hay ningún poema que empiece así, pero quizás sí que terminen de este modo los malos sueños.

1 comentario:

Juan Fco Romero del Castillo dijo...

Hay veces que tenemos que creernos lo que somos y dar un puñetazo, más que nada por nosotros mismos.