28 de noviembre de 2010

Árbitro

No van a ser las grandes palabras, dulces o terribles, las que libran a los hombres a su suerte, sino los hábitos. Éstos no proceden de otra cosa que de un acto de creación pura: de una voluntad que afirma que el mundo va a ser así y no va a ser como era. El mundo, el pequeño de cada uno.

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Lectura del Fedón: no recordaba que el libro fuera tan complejo. Qué ilusiones se tienen a los diecisiete años (COU del 83). Tengo la duda de si realmente volví a leerlo después o me confundo con otro diálogo platónico.

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