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30 de noviembre de 2010
Necio
(Platón, República, Leo Strauss) Soy un ignorante como una catedral, que con mucho, con muchísimo esfuerzo, se va enterando de la importancia de dos o tres palabras. La "ciudad" y las "artes", p. ej. Su origen común: como domesticación del espacio y de la naturaleza, respectivamente. Si es que no se trata, real y radicalmente, de lo mismo. Soy tan ignorante que me cuesta casi una vida comprender la conexión necesaria que existe entre un rascacielos y un laboratorio (¿farmacéutico?); entre la colmena de abejas laboriosas (gregarias) y el dominio de los sabios (expertos, especialistas, gerentes, etc.), de aquellos que son capaces de ocupar un sitio privilegiado en esa (¿esta?) distribución social en la cual sólo de manera nominal corresponde el dominio a la política. La verdad de la naturaleza social es, malgré tout, su conformación últimamente aristocrática, elitista, cínica.
Un verano olvidado
En el año de 1910 me fui, como un salvaje, a vivir en el bosque, igual que si hubiera encontrado una isla para mí. Por debajo de mi bosque pasaba un río, aunque yo no logré escuchar nunca su rumor---
Logré olvidarme de todo y de todos, hasta del tiempo que pasaba, exceptuando aquellos días tan ardientes que yo creía morir de desesperación. Por la noche miraba las estrellas, como un ermitaño perdido. Yo era el ermitaño perdido. Encima de un río que nunca logré escuchar. Me despreciaron o no, yo no lo sé. No me importaba, pues llegué a deshabituarme al trato de las personas. Por la noche miraba las estrellas y pensaba en el sinsentido de su luz, en el absurdo de unas dimensiones que no estaban hechas ni para mí ni para nadie. Tanta distancia producía un helor casi absoluto, me decía que para la muerte no faltaban más que esos pocos grados restantes del origen: el ruido que me llegaba del cosmos desde cualquier lado hacia el que yo mirara. Ni esos escasos grados el origen del mundo, cuando le estalló el corazón y empezó todo, tenía yo en mi isla o en mi bosque, ya no sé. No escuchaba nada. El calor bochornoso de la noche de julio o de la noche de agosto, un silencio punteado por las cigarras y una lámpara que se encendía en la casa de los vecinos, a una cuadra o a cien mil yardas de mí: ésa era mi vida. Yo no escuchaba nada, igual que mi padre toda su vida (¿olía él a pólvora en 193-?), lo mismo que todos los padres cuando mueren. Me dolía el cuerpo igual que a un perro, y era tan valiente que me enorgullecía de las heridas y cerraba el caudal de las lágrimas. No sé si es eso lo que les corresponde a los hombres. Sé, sí, que los hombres han sufrido mucho más y que todos, cuando terminan, sufren todavía más. Acepto para mí ese saber.
Logré olvidarme de todo y de todos, hasta del tiempo que pasaba, exceptuando aquellos días tan ardientes que yo creía morir de desesperación. Por la noche miraba las estrellas, como un ermitaño perdido. Yo era el ermitaño perdido. Encima de un río que nunca logré escuchar. Me despreciaron o no, yo no lo sé. No me importaba, pues llegué a deshabituarme al trato de las personas. Por la noche miraba las estrellas y pensaba en el sinsentido de su luz, en el absurdo de unas dimensiones que no estaban hechas ni para mí ni para nadie. Tanta distancia producía un helor casi absoluto, me decía que para la muerte no faltaban más que esos pocos grados restantes del origen: el ruido que me llegaba del cosmos desde cualquier lado hacia el que yo mirara. Ni esos escasos grados el origen del mundo, cuando le estalló el corazón y empezó todo, tenía yo en mi isla o en mi bosque, ya no sé. No escuchaba nada. El calor bochornoso de la noche de julio o de la noche de agosto, un silencio punteado por las cigarras y una lámpara que se encendía en la casa de los vecinos, a una cuadra o a cien mil yardas de mí: ésa era mi vida. Yo no escuchaba nada, igual que mi padre toda su vida (¿olía él a pólvora en 193-?), lo mismo que todos los padres cuando mueren. Me dolía el cuerpo igual que a un perro, y era tan valiente que me enorgullecía de las heridas y cerraba el caudal de las lágrimas. No sé si es eso lo que les corresponde a los hombres. Sé, sí, que los hombres han sufrido mucho más y que todos, cuando terminan, sufren todavía más. Acepto para mí ese saber.
De nuevo
De nuevo el sueño de un paseo por la parte baja de la ciudad y el deseo de subir al barrio pobre y entrar en la librería para encontrar no sé qué libro de poemas. Me acompaña un personaje conocido, que ha estado en el palco del partido de fútbol. ¿Qué debe significar este sueño en el que busco mentiras?
29 de noviembre de 2010
Cada vez más diáfano...
No, si yo tengo un talento... Un talento que no conviene para nada... Aunque... Digamos que en el año de 1910 dejé la ciudad poco antes del verano. Pasé unos meses en el bosque, desasido de todos y de todo. No voy a decir que viviendo como un animal, puesto que me llevé unos libros que me mntenían en contacto con las normas. No llegué a vivir como un animal puesto que periódicamente bajaba por provisiones a la ciudad...
Me gusta, I´m sorry, la imagen
Un "silencio quebrado por los perros". El cínico le ladra a la luna (promesa de luz), por las noches, cuando sueña. No quiere nada, ni la corona del martirio: solamente está su respuesta de voz ronca a la luz distante en años. Una nada pura.
En ocasiones...
En ocasiones nos conformamos con escuchar música y suspender los pensamientos. Polca del cementerio.
***
Lectura, es un sindecir, de Leo Strauss sobre República de Platón (La ciudad y el hombre, Katz). El otoño-invierno es la estación (escolar) de Platón. Así siempre.
***
¿Seguro?
***
Lectura, es un sindecir, de Leo Strauss sobre República de Platón (La ciudad y el hombre, Katz). El otoño-invierno es la estación (escolar) de Platón. Así siempre.
***
¿Seguro?
Por la tarde
El frío le da una especial belleza al mundo: la niebla solapando los montes, aquí enfrente, el silencio quebrado por los perros, un lenguaje que se ha hecho valiente...
En el mundo no hay nada que no sea el mundo.
En el mundo no hay nada que no sea el mundo.
Lunes sin sol
No me gusta nada mi lectura del Fedón. Aunque las últimas páginas (los momentos finales de Sócrates) son de una emoción inmarcesible. Echaremos mano del Guthrie, vol. IV.
No me gustan otras cosas, unas mías y otras no.
No me gustan otras cosas, unas mías y otras no.
28 de noviembre de 2010
Patada a seguir
Platón + gimnasia. Minimalismo de supervivencia. La carne, el alma ya está perdida, ganada para el Tártaro.
Moral de la voluntad
Dale una patada al pensamiento en cuanto asome por la puerta. Y siente alegría por el olvido de los términos...
Mis pérdidas
Me acuerdo de casi todos los objetos que he perdido (o que he dejado, lo que es equivalente). ¿Mi existencia habría sido diferente si hubiera seguido contando con ellos?
***
Hay personas que conociste en otro tiempo, que se acuerdan de tu nombre y que parece que ha pasado una eternidad. La verdad es que no creo que podamos entendernos.
***
Hay personas que conociste en otro tiempo, que se acuerdan de tu nombre y que parece que ha pasado una eternidad. La verdad es que no creo que podamos entendernos.
Quizás a Vd. también le interesen...
... estas monedas (Gómez Dávila) que entre varios van o vamos circulando.
En el salón vacío y sin espejos...
... los ecos de la orquesta y la imagen (¿dónde?) de los bailarines ausentes (pasos perdidos):
Lester Young & Count Basie, 1937
Lester Young & Count Basie, 1937
D. R.
Jazz porque Sí - Django Reinhardt, guitarrista gitano francés - 10/09/10
Si lo he enlazado antes, es lo mismo... La delicia aguanta la repetición.
Si lo he enlazado antes, es lo mismo... La delicia aguanta la repetición.
La preparación de la conciencia para la vida
Ignacio Carrión:
26/11/2010 (10:10) Hombre solo
"El deber de un hombre solo es estar todavía más solo", escribe Cioran.
Me pregunto al leer esto, si la mujer sola habrá de sentirse igualmente obligada a estar aún mas sola.
Supongo que sí.
Pero en cuanto a los niños, que yo sepa, no dijo nada Cioran. Lo cierto es que los niños están solos con demasiada frecuencia contra su voluntady a lo largo de su niñez, preparándose sin saberlo para un futuro inevitable de soledad.
26/11/2010 (10:10) Hombre solo
"El deber de un hombre solo es estar todavía más solo", escribe Cioran.
Me pregunto al leer esto, si la mujer sola habrá de sentirse igualmente obligada a estar aún mas sola.
Supongo que sí.
Pero en cuanto a los niños, que yo sepa, no dijo nada Cioran. Lo cierto es que los niños están solos con demasiada frecuencia contra su voluntady a lo largo de su niñez, preparándose sin saberlo para un futuro inevitable de soledad.
Estaba pensando
Estaba pensando en el interior y en el exterior (en las reacciones que suscitan las demostraciones auténticas frente a las demostraciones de superficie)... y "casualmente" me encuentro esta entrada de 2007. No cambiamos (de sentir). Ps. Me doy cuenta de que yo era más filósofo antes, más "jergoso". Ahora soy más platónico: estiro mi lenguaje como un chicle.
Máximas críticas, antes del fin
Lessons from my Uncle Gerardo:
"When there are many people in the world, usually organized a war "
Traducción de Mr. Google.
...
Ps. Mr. Google no es muy cuidadoso. Parece que debe decir: "When there are many people in the world, usually a war is organisated". Sorry, my friend.
"When there are many people in the world, usually organized a war "
Traducción de Mr. Google.
...
Ps. Mr. Google no es muy cuidadoso. Parece que debe decir: "When there are many people in the world, usually a war is organisated". Sorry, my friend.
Árbitro
No van a ser las grandes palabras, dulces o terribles, las que libran a los hombres a su suerte, sino los hábitos. Éstos no proceden de otra cosa que de un acto de creación pura: de una voluntad que afirma que el mundo va a ser así y no va a ser como era. El mundo, el pequeño de cada uno.
***
Lectura del Fedón: no recordaba que el libro fuera tan complejo. Qué ilusiones se tienen a los diecisiete años (COU del 83). Tengo la duda de si realmente volví a leerlo después o me confundo con otro diálogo platónico.
***
Lectura del Fedón: no recordaba que el libro fuera tan complejo. Qué ilusiones se tienen a los diecisiete años (COU del 83). Tengo la duda de si realmente volví a leerlo después o me confundo con otro diálogo platónico.
Causas
El pensamiento, un inexistente o una propiedad que emerge de las reacciones químicas, posee efectos más demoledores que cualquier objeto material. El pensamiento hecho discurso, y el discurso transformado en memoria incomprendida.
27 de noviembre de 2010
Luz
Pensamos que sólo la obligación de escribir nos libra de la recaída definitiva, del abandono y de creernos los más canallas de los seres. O mejor: podemos ser los más canallas, no hace falta que nuestros crímenes hayan sido grandes, podemos ser los más sucios y vilipendiados justamente, a causa de nuestros actos que tienen efectos; porque luego obramos el milagro de que la frase venga limpia y tersa, y así hacemos nacer de las cloacas un río cristalino.
Pero es que nosotros no somos escritores (¿quién nos acredita?) y se nos transparenta demasiado no la poesía sino el sarcasmo que nos autoinfligimos.
Pero es que nosotros no somos escritores (¿quién nos acredita?) y se nos transparenta demasiado no la poesía sino el sarcasmo que nos autoinfligimos.
Reincidente
19/01/09
Hiperbulia, o de la razón omnipoderosa
No soy capaz de recordar, distanciado del semisueño por las horas. En todo caso me pareció pensar en que hay como una náusea racional que fundamenta la obligación de las normas, algo que se asienta en el estómago y no te deja vivir...
(Cartesianamente) Es esa razón única -única porque es la adecuada, de forma que cualquier pluralidad metódica habría de contener los gérmenes de la contradicción- que se abre en abanico desde el intuitus epistémico-metafísico central hacia la periferia de las relaciones, los cuerpos y la tecnología, es esa luz común genética la que preceptúa después de efectuar el cálculo probable de las consecuencias de las acciones... Claro que calcula, naturalmente, con su propia moneda: 1º la interacción de las almas y los cuerpos, la equivalencia de sus sucesos; 2º también la disposición tecnológica que R. Descartes veía en el árbol metálico sin flor de sus Principios, en su rama no sabemos cuán remota, a cuántos años o milenios del cogito fundante.
Para esa razón moral utilitaria el deseo se iguala con el mal. Lleva razón. Aunque sea lo único que lleva.
(Pero luego el ateísmo más mortal, el que no se deja seducir por los ciclos) Al comprender que la vida, la única, se pierde. El histriónico admirable Unamuno podía refugiarse en una piedad voraz, demandante de su dios consuelo. Nosotros no.
Sin llegar al ateísmo, aunque sí a la desconfianza, nos decimos -de nuevo- que las conciencias enredadas electrónicamente no defraudan porque escondan. Al contrario, la decepción viene de lo que mostramos. Nos vemos en el espejo que se pone otro: porque nuestra capacidad de empatizar compensa el egoísmo radical que ve en cualquier otro un enemigo, ya que es inevitable pensar que cada uno, más si escribe, es el depositario de la creación. (Algún día podré entender lo que quería decir la última frase, por cierto. Oh sí, ya lo entiendo: no "porque" sino "aunque". Sea. O sea: que nosotros somos el espejo para él, a su turno, decepcionándole del mismo modo.)
(La bibliofilia del pobre. 1935. Trad. de Manuel Mindán.)
Algún día algún español entenderá lo que quiso decir Descartes. Hasta ahora no lo ha logrado nadie. Ni lo lograré yo, desde luego, que obtengo mi renta pequeñísima de felicidad sospechando en duermevela, así no me agobio, el sentido de las torsiones lingüísticas de mi Rilke y mi Heidegger.
Publicado por MLL en 11:53 AM
Hiperbulia, o de la razón omnipoderosa
No soy capaz de recordar, distanciado del semisueño por las horas. En todo caso me pareció pensar en que hay como una náusea racional que fundamenta la obligación de las normas, algo que se asienta en el estómago y no te deja vivir...
(Cartesianamente) Es esa razón única -única porque es la adecuada, de forma que cualquier pluralidad metódica habría de contener los gérmenes de la contradicción- que se abre en abanico desde el intuitus epistémico-metafísico central hacia la periferia de las relaciones, los cuerpos y la tecnología, es esa luz común genética la que preceptúa después de efectuar el cálculo probable de las consecuencias de las acciones... Claro que calcula, naturalmente, con su propia moneda: 1º la interacción de las almas y los cuerpos, la equivalencia de sus sucesos; 2º también la disposición tecnológica que R. Descartes veía en el árbol metálico sin flor de sus Principios, en su rama no sabemos cuán remota, a cuántos años o milenios del cogito fundante.
Para esa razón moral utilitaria el deseo se iguala con el mal. Lleva razón. Aunque sea lo único que lleva.
(Pero luego el ateísmo más mortal, el que no se deja seducir por los ciclos) Al comprender que la vida, la única, se pierde. El histriónico admirable Unamuno podía refugiarse en una piedad voraz, demandante de su dios consuelo. Nosotros no.
Sin llegar al ateísmo, aunque sí a la desconfianza, nos decimos -de nuevo- que las conciencias enredadas electrónicamente no defraudan porque escondan. Al contrario, la decepción viene de lo que mostramos. Nos vemos en el espejo que se pone otro: porque nuestra capacidad de empatizar compensa el egoísmo radical que ve en cualquier otro un enemigo, ya que es inevitable pensar que cada uno, más si escribe, es el depositario de la creación. (Algún día podré entender lo que quería decir la última frase, por cierto. Oh sí, ya lo entiendo: no "porque" sino "aunque". Sea. O sea: que nosotros somos el espejo para él, a su turno, decepcionándole del mismo modo.)
(La bibliofilia del pobre. 1935. Trad. de Manuel Mindán.)
Algún día algún español entenderá lo que quiso decir Descartes. Hasta ahora no lo ha logrado nadie. Ni lo lograré yo, desde luego, que obtengo mi renta pequeñísima de felicidad sospechando en duermevela, así no me agobio, el sentido de las torsiones lingüísticas de mi Rilke y mi Heidegger.
Publicado por MLL en 11:53 AM
La destrucción del tiempo (o del acto de fe de los dobles)
Yo no quiero ser ni la carne ni el rostro de la pesadumbre, apretar los labios y desesperarme entre las manos dejando que se desaten y me invadan los pensamientos muertos. A éste yo no lo quiero: pareciera que lo acaban de bajar de la cruz o que lo encaminan a ella. Yo soy, o quiero creer que soy, el otro, el que conduce su coche por la carretera que serpentea, una tarde de lluvia y él destemplado. No contempla la situación, mi yo deseado y alterno, con resabios místicos, sino más bien como un epicúreo de aldea. Considera que el mundo está bien y tiene bastante---
***
Entre la música del pub (arrabales de mi villa) he perdido la memoria de la impresión del color (¿verde oscuro, intenso?) que han dado la lluvia y la luz nubosa a estas tierras, en efecto, no demasiado hermosas ni cuidadas. Diferentes sí, pero no bellas, si el canon del asunto lo tiene que otorgar la riqueza de la vegetación. (Escribo al dictado: según me dicen. ¿Por qué dejo de ser yo, justamente cuando más lo anuncio? Presunción que no cumple.)
***
Entre la música del pub (arrabales de mi villa) he perdido la memoria de la impresión del color (¿verde oscuro, intenso?) que han dado la lluvia y la luz nubosa a estas tierras, en efecto, no demasiado hermosas ni cuidadas. Diferentes sí, pero no bellas, si el canon del asunto lo tiene que otorgar la riqueza de la vegetación. (Escribo al dictado: según me dicen. ¿Por qué dejo de ser yo, justamente cuando más lo anuncio? Presunción que no cumple.)
Nietzsche all´italiana
Huye de lo que te daña. Puede que durante un tiempo te haya hecho más fuerte, pero no debes excederte con el fármaco. Sal corriendo si hace falta.
Otro que tú
Releer resulta deprimente: es como mirar rosas mustias en la puerta de entrada. Rosas quemadas por el frío.
Existencialista
Il nous rappelle que l’amitié est inséparable de la quête de la connaissance, car l’amitié dans le domaine de l’intelligence a le pouvoir de faire fructifier ce qui se présente d’abord comme un don à soi. En ce sens, elle préfigure la cité politique.
Vía.
Cierto, pero esta realidad ética, prepolítica o simpática no evita la tragedia privada. Lo que no va en llantos, va en suspiros.
Vía.
Cierto, pero esta realidad ética, prepolítica o simpática no evita la tragedia privada. Lo que no va en llantos, va en suspiros.
Amor fati
En el salón vacío, alguien (¿el viento?) ha destronado los espejos y quien aguza el oído puede escuchar el eco de una orquesta antigua (¿1958?). No hay ya nadie en el salón vacío.
***
... y dos:
Haz caso de las voces huecas y verás cómo se te pasa la vida.
***
... y dos:
Haz caso de las voces huecas y verás cómo se te pasa la vida.
Realidades, III
No conozco nada más profundo que la piel (aunque, ¿qué conozco yo?). En ella van anidando los gérmenes del desprecio, quizás somos nosotros los que los vamos cultivando insidiosamente, sin saber ni cómo ni por qué. Esta verdad de las superficies, de los rasguños de la piel acaba surgiendo una conciencia herida, es la que nos va distanciando a unos de otros- y poniendo entre los encuentros, en estas ciudades imposibles nuestras, calles de hielo y silencio cargado.
Realidades, II
Yo no vivo, lo sé, le doy cuerda al reloj de los padres (mi pudor quiere llamarlo deuda) con el fin de que pasen las horas y poder recolectar unas pobres impresiones y luego convertirlas en estas frases de las que me gustaría que se desprendiera alguna idea, y que ésta fuera tan visible como la hoja que cae del árbol en otoño para aviso del mundo.
Moviola (de la destrucción de una forma de vida)
09/12/07
Imperativo económico...
... o el deber coincide con lo que manda el bolsillo---
Uno de los estropicios de la colonización inglesa (pero no solo inglesa) ha sido el de la destrucción del paisaje, del relieve, el arbolado y las formas del terreno. Quien lo tiene todo, menos el sol, quiere más, desea hacerse naturaleza, ser lo mismo que naturaleza y cobrar su fuerza. Lo que no es su persona, su conciencia que paga y manda, le sobra: el supuesto primitivo, colonizado, civilizado podrá, con justicia cabal, devolver su razón propia a la barbarie del ocupante, contra su barbarie extraña. Pues ¿qué necesidad hay de hacer desmontes, de aplanar oteros, de cortar árboles para amurallar la parcela rácana del vanidoso con dinero? Echando abajo un tajo del cerro en el que descansan inmemorialmente los ojos, induciendo el asco del que ve que a su mirada le han quitado una parte, la voluntad poderosa del colono pensará que ha hecho algo efectivo, y lo que está, lo sepa o no, es labrando metódicamente la destrucción. Por esta razón, o lo que querría ser una mostración de razón y afecto unidos, a lo que es más grande que uno (padres y tierra), comprendemos al que se tiende boca abajo delante de la máquina que va ensanchando los caminos, y pone el precio de su vida por debajo, muy por debajo, de lo que realiza el valor de sus ojos y de su memoria. Tiene algo incondicional en sí, en su corazón. Aunque su empeño sea quijotesco y un poco imprudente, porque el ensanchar caminos es de sentido común y no puede ser malo, yo le respeto. Aparte de por otras razones: es un vecino y le estoy agradecido por ciertas cosas pasadas y queridas---
PUBLICADO POR MLL EN 11:37 AM
Honradamente, ¿podría yo escribir lo mismo ahora? ¿Mantengo la misma opinión -este arcaísmo o platonismo paisajístico?
Imperativo económico...
... o el deber coincide con lo que manda el bolsillo---
Uno de los estropicios de la colonización inglesa (pero no solo inglesa) ha sido el de la destrucción del paisaje, del relieve, el arbolado y las formas del terreno. Quien lo tiene todo, menos el sol, quiere más, desea hacerse naturaleza, ser lo mismo que naturaleza y cobrar su fuerza. Lo que no es su persona, su conciencia que paga y manda, le sobra: el supuesto primitivo, colonizado, civilizado podrá, con justicia cabal, devolver su razón propia a la barbarie del ocupante, contra su barbarie extraña. Pues ¿qué necesidad hay de hacer desmontes, de aplanar oteros, de cortar árboles para amurallar la parcela rácana del vanidoso con dinero? Echando abajo un tajo del cerro en el que descansan inmemorialmente los ojos, induciendo el asco del que ve que a su mirada le han quitado una parte, la voluntad poderosa del colono pensará que ha hecho algo efectivo, y lo que está, lo sepa o no, es labrando metódicamente la destrucción. Por esta razón, o lo que querría ser una mostración de razón y afecto unidos, a lo que es más grande que uno (padres y tierra), comprendemos al que se tiende boca abajo delante de la máquina que va ensanchando los caminos, y pone el precio de su vida por debajo, muy por debajo, de lo que realiza el valor de sus ojos y de su memoria. Tiene algo incondicional en sí, en su corazón. Aunque su empeño sea quijotesco y un poco imprudente, porque el ensanchar caminos es de sentido común y no puede ser malo, yo le respeto. Aparte de por otras razones: es un vecino y le estoy agradecido por ciertas cosas pasadas y queridas---
PUBLICADO POR MLL EN 11:37 AM
Honradamente, ¿podría yo escribir lo mismo ahora? ¿Mantengo la misma opinión -este arcaísmo o platonismo paisajístico?
Realidades
En el salón de los espejos
el alma reflejada y repetida no es más
que una ilusión del que abre la puerta.
Nunca hubo nadie allí dentro,
por lo que sirve la hipótesis
de que los espejos no son más
que el mundo increado.
el alma reflejada y repetida no es más
que una ilusión del que abre la puerta.
Nunca hubo nadie allí dentro,
por lo que sirve la hipótesis
de que los espejos no son más
que el mundo increado.
26 de noviembre de 2010
Espejos
Bah, todo esto no son más que ficciones. Se caracteriza el hombre inteligente por saber escuchar y actuar luego en consecuencia. No sé dónde encontrar a ese personaje, pero ya lo voy sospechando. De momento, visito a su sastre.
La destrucción de la edad
Penélope teje sus historias y yo (un pobre racionalista) embrollo los hilos. Mantengo desde hace mucho una convicción sincera, una certeza sin fisuras y una voluntad de hierro: no está la medida de mi ser en apreciaciones ajenas, que me son por completo indiferentes, ni en realidades ni en posibles. Cojo lo que me dicen y lo ensarto en palabras que da igual que confundan la intenciones. Ahí está mi norma. Porque las intenciones morirán, mucho antes que los huesos, pero no caerá nunca esta experiencia de mi ser total, indistinto con la naturaleza, esta experiencia de que mi alma vuela cuando tengo diecisiete años (leo el Fedón), pero que mi destino no es todavía que ella (mi alma separada) permanezca en el trasmundo soñado. No, no caerá, porque yo soy Nadie y Nada, salvo el portavoz de vuestras palabras, el Único que libra la experiencia del polvo y la disolución en olvido.
Dfs.
El trabajo, más que nada, es inversión de tiempo. En un sentido y en otro sentido de la palabra "inversión". Dialéctica: el tiempo cabeza abajo. La ingrata tarea.
Que vienen los tártaros (ficción impolítica)
Cuando los gobernantes son cada vez más necios y desvergonzados, y más dócil la sociedad que los tolera, un olor a pólvora que se respira desde el horizonte parece traer la solución malthusiana, o el polvo que levantan los caballos por el camino de costumbre. Antes de esto, extraños dioses han amueblado nuestras mentes, dejándolas listas para la cobardía y la rendición. Los admiradores de Juliano son pocos en estos días postreros y de podredumbre. Beben su vino en tabernas pobres y conversan en silencio con los amigos. Ni siquiera albergan temor, puesto que no guardan esperanzas.
25 de noviembre de 2010
Nunca te acostarás...
Cabrahigar:
44 años he necesitado para conocer (merced al más depurado azar) esta estupenda palabra/verbo. Pregunta: ¿qué significa?
44 años he necesitado para conocer (merced al más depurado azar) esta estupenda palabra/verbo. Pregunta: ¿qué significa?
Me comentan...
... y no me resisto a copiarlo. Yo no sabría inventarlo mejor.
Que la hermenéutica es orgánica, no hay autor que no quiera aunque sea en su más recóndito interior el discurso puro. Pero tanto como crece la lengua y el pelo encanece, el texto se disfraza de monstruo.
Coctelmarx dijo...
Que la hermenéutica es orgánica, no hay autor que no quiera aunque sea en su más recóndito interior el discurso puro. Pero tanto como crece la lengua y el pelo encanece, el texto se disfraza de monstruo.
4:21 PM
Contra el mundo
No me importa la representación en el arte. Nada me importa la escenificación del genio. Soy lo bastante ególatra como para olvidarme de los ególatras y hasta de mí mismo. Esto es, para mí, el platonismo. Lectura del Fedón, 2010.
Panópticos de diario
Somos escrutados hasta en nuestros mínimos actos y omisiones. Nadie tiene tiempo para detenerse a considerar las intenciones últimas. ¿Hasta qué punto hay juego y hasta qué punto hay tragedia?
La regla de oro del evangelio escéptico
Desconfía de todo: trata a los demás igual que te tratas a ti mismo. Además, compórtate como un platónico angelical con respecto a tus deseos y pasiones. Aspira a ser sabio (sé filósofo).
Axiología
La pasión de los hechos depende, en ocasiones, de algo tan simple como la falta de sueño. Duermes, y no hay tales gólgotas. Aunque nada hubiera cambiado.
Comidas canallas
Tortellini all´infinito, o allo contrario (allo subito). Qué vida más triste... Detalle de calidad el agua del grifo.
24 de noviembre de 2010
Magnanimidad, II
Sé que dormiré tranquilo si te digo lo que pìenso y tú tienes pocos años (menor de edad). Porque te das cuenta de que no te engaño y alguna vez me lo reconocerás. Si alguna vez llegas a leer esto. Dormiré tranquilo: mi dureza es por ti. Que no lo sabes. A veces no tengo ganas de cumplir con mi deber, pero yo no tengo excusas (sí para mis errores, como todos), así que te digo lo que creo. Aunque yo me sienta más débil que tú. Pero yo no puedo serlo.
Magnanimidad
Yo creo que como un paisano no te conoce nadie. Gracias, N. El perro, que me debe tener un amor desinteresado, ha vuelto con la lluvia. Supongo que a que le diera de comer y a pasar la noche. Yo, que soy tonto, he obrado en consecuencia.
Un puñetazo sobre la mesa
Un puñetazo sobre la mesa no es un cuadro de Magritte, una combinación impropia de objetos heteróclitos. Un puñetazo no es ningún objeto. A lo más, el hartazgo de los objetos y hasta del mundo. Este golpe que no doy y que tengo en mente, como un pacífico reprimido, es mi santo y seña de que estoy harto, y que no soy yo el que tiene que estar a la altura. ¿A qué altura? ¿A la de la sinrazón y el capricho?
No hay ningún poema que empiece así, pero quizás sí que terminen de este modo los malos sueños.
No hay ningún poema que empiece así, pero quizás sí que terminen de este modo los malos sueños.
Another day
Cuando me lo propongo soy un pésimo observador. Me dejo llevar por prejuicios e interpretaciones. En lugar de guiarme por la serenidad, la madurez, la seguridad.
***
No me fío nada, y a veces me fío menos. (El perro ha desaparecido. ???)
***
En el momento de máxima desconfianza, por dialéctica necesidad, me sereno y se me aguza la capacidad de observación, dejándome ir por lo que venga...
***
***
En el momento de máxima desconfianza, por dialéctica necesidad, me sereno y se me aguza la capacidad de observación, dejándome ir por lo que venga...
23 de noviembre de 2010
Days, III
Alguien me considera digno de cuidar un perro. No conozco elogio mayor. (No pierdo nada si no lo hago. No hay inclinación. Lo hago o no lo hago. Lo dicta el deber o los genes.)
Days, II
Qué difícil se le hace, al impaciente, esperar la venida de los tiempos. Viene un mesías o viene nada. Padece.
Days
Hay días anómalos que no lo son nada más que porque son. Sin embargo, cuando todos los días, recapitulados, son idénticos a éste, ¿dónde está lo anómalo? En esta costumbre de no vivir, quizás.
Opera aliena
Ignacio Carrión:
20/11/2010 (18:45) ¿Para qué más?
Montaigne y Kafka.
¿Para qué más, cuando ya está todo en su obra?
¿Por qué no en Platón, leyendo entre líneas? O en el silencio de Sócrates. O, también, en los fragmentos perdidos que complementan los que tenemos de Heráclito.
20/11/2010 (18:45) ¿Para qué más?
Montaigne y Kafka.
¿Para qué más, cuando ya está todo en su obra?
¿Por qué no en Platón, leyendo entre líneas? O en el silencio de Sócrates. O, también, en los fragmentos perdidos que complementan los que tenemos de Heráclito.
Pruebas
¿Quién me habrá metido el perro (sic)? ¿Querrá decirme algo?
¿Es esto una ironía ganada a pulso?
¿Es esto una ironía ganada a pulso?
22 de noviembre de 2010
Me acuerdo
Me acuerdo de los labios de piedra, de los ojos de plomo, de los besos en los soportales, de un paseo. Me acuerdo, sobre todo, de los abrazos no dados en miradores con árboles o en playas cercanas. No tengo recuerdo más vivo que aquel que finjo. Yo no puedo olvidarme de los posibles ni de las pérdidas anticipadas.
Donde habite la verdad
—¿Y lo hará con mayor exactitud el que examine cada cosa con sólo el pensamiento, sin tratar de auxiliar su meditación con la vista, ni sostener su razonamiento con ningún otro sentido corporal; o el que sirviéndose del pensamiento, sin más, intente descubrir la esencia pura y verdadera de las cosas sin el intermedio de los ojos, ni de los oídos; desprendido, por decirlo así, del cuerpo por entero, que no hace más que turbar el alma, e impedir que encuentre la verdad siempre que con él tiene la menor relación? Si alguien puede llegar a conocer la esencia de las cosas, ¿no será, Simmias, el que te acabo de describir?
—Tienes razón, Sócrates, y hablas admirablemente.
—De este principio, continuó Sócrates, ¿no se sigue necesariamente que los verdaderos filósofos deban pensar y discurrir para sí de esta manera? La razón no tiene más que un camino que seguir en sus indagaciones; mientras tengamos nuestro cuerpo, y nuestra alma esté sumida en esta corrupción, jamás poseeremos el objeto de nuestros deseos; es decir, la verdad. En efecto, el cuerpo nos opone mil obstáculos por la necesidad en que estamos de alimentarle, y con esto y las enfermedades que sobrevienen, se turban nuestras indagaciones. Por otra parte, nos llena de amores, de deseos, de temores, de mil quimeras y de toda clase de necesidades; de manera que nada hay más cierto que lo que se dice ordinariamente: que el cuerpo nunca nos conduce a la sabiduría. Porque, ¿de dónde nacen las guerras, las sediciones y los combates? Del cuerpo con todas sus pasiones. En efecto; todas las guerras no proceden sino del ansia de amontonar riquezas, y nos vemos obligados a amontonarlas a causa del cuerpo, para servir como esclavos a sus necesidades. He aquí por qué no tenemos tiempo para pensar en la filosofía; y el mayor de nuestros males consiste en que en el acto de tener tiempo y ponernos a meditar, de repente interviene el cuerpo en nuestras indagaciones, nos embaraza, nos turba y no nos deja discernir la verdad. Está demostrado que si queremos saber verdaderamente alguna cosa, es preciso que abandonemos el cuerpo, y que el alma sola examine los objetos que quiere conocer. Sólo entonces gozamos de la sabiduría, de que nos mostramos tan celosos; es decir, después de la muerte, y no durante la vida. La razón misma lo dicta; porque si es imposible conocer nada en su pureza mientras que vivimos con el cuerpo, es preciso que suceda una de dos cosas: o que no se conozca nunca la verdad, o que se la conozca después de la muerte, porque entonces el alma, libre de esta carga, se pertenecerá a sí misma; pero mientras estemos en esta vida, no nos aproximaremos a la verdad, sino en razón de nuestro alejamiento del cuerpo, renunciando a todo comercio con él, y cediendo sólo a la necesidad; no permitiendo que nos inficione con su corrupción natural, y conservándonos puros de todas estas manchas, hasta que Dios mismo venga a libertarnos. Entonces, libres de la locura del cuerpo, conversaremos, así lo espero, con hombres que gozarán la misma libertad, y conoceremos por nosotros mismos la esencia pura de las cosas; porque quizá la verdad sólo en esto consiste; y no es permitido alcanzar esta pureza al que no es asimismo puro. He aquí, mi querido Simmias lo que me parece deben pensar los verdaderos filósofos, y el lenguaje que deben usar entre sí. ¿No lo crees como yo?
—Seguramente, Sócrates.
Platón, Fedón.
De un muerto es la esencia. Los fantasmas abstraen (la sociedad filosófica habita en los cementerios). Trasmundos. Aire!
—Tienes razón, Sócrates, y hablas admirablemente.
—De este principio, continuó Sócrates, ¿no se sigue necesariamente que los verdaderos filósofos deban pensar y discurrir para sí de esta manera? La razón no tiene más que un camino que seguir en sus indagaciones; mientras tengamos nuestro cuerpo, y nuestra alma esté sumida en esta corrupción, jamás poseeremos el objeto de nuestros deseos; es decir, la verdad. En efecto, el cuerpo nos opone mil obstáculos por la necesidad en que estamos de alimentarle, y con esto y las enfermedades que sobrevienen, se turban nuestras indagaciones. Por otra parte, nos llena de amores, de deseos, de temores, de mil quimeras y de toda clase de necesidades; de manera que nada hay más cierto que lo que se dice ordinariamente: que el cuerpo nunca nos conduce a la sabiduría. Porque, ¿de dónde nacen las guerras, las sediciones y los combates? Del cuerpo con todas sus pasiones. En efecto; todas las guerras no proceden sino del ansia de amontonar riquezas, y nos vemos obligados a amontonarlas a causa del cuerpo, para servir como esclavos a sus necesidades. He aquí por qué no tenemos tiempo para pensar en la filosofía; y el mayor de nuestros males consiste en que en el acto de tener tiempo y ponernos a meditar, de repente interviene el cuerpo en nuestras indagaciones, nos embaraza, nos turba y no nos deja discernir la verdad. Está demostrado que si queremos saber verdaderamente alguna cosa, es preciso que abandonemos el cuerpo, y que el alma sola examine los objetos que quiere conocer. Sólo entonces gozamos de la sabiduría, de que nos mostramos tan celosos; es decir, después de la muerte, y no durante la vida. La razón misma lo dicta; porque si es imposible conocer nada en su pureza mientras que vivimos con el cuerpo, es preciso que suceda una de dos cosas: o que no se conozca nunca la verdad, o que se la conozca después de la muerte, porque entonces el alma, libre de esta carga, se pertenecerá a sí misma; pero mientras estemos en esta vida, no nos aproximaremos a la verdad, sino en razón de nuestro alejamiento del cuerpo, renunciando a todo comercio con él, y cediendo sólo a la necesidad; no permitiendo que nos inficione con su corrupción natural, y conservándonos puros de todas estas manchas, hasta que Dios mismo venga a libertarnos. Entonces, libres de la locura del cuerpo, conversaremos, así lo espero, con hombres que gozarán la misma libertad, y conoceremos por nosotros mismos la esencia pura de las cosas; porque quizá la verdad sólo en esto consiste; y no es permitido alcanzar esta pureza al que no es asimismo puro. He aquí, mi querido Simmias lo que me parece deben pensar los verdaderos filósofos, y el lenguaje que deben usar entre sí. ¿No lo crees como yo?
—Seguramente, Sócrates.
Platón, Fedón.
De un muerto es la esencia. Los fantasmas abstraen (la sociedad filosófica habita en los cementerios). Trasmundos. Aire!
Demócrata
Los buenos ciudadanos se acaban quejando de los gobiernos que han perpetrado. Terminan dándose cuenta de que han entronizado a un necio irresponsable.
Ángel o cínico
(¿Quién le tiene miedo a pensar lo horrible?; las conversaciones dan para mucho) El mundo puede esperar su salvación de que acabemos compartiendo. Yo no creo que los hombres tengan los genes propensos a esta medida. También cabe la vía darwinista: la doble conveniencia de un estallido. El doble beneficio: una solución para el stock de población, y una esperanza que vendrá con la posterior reconstrucción. cincuenta años o un siglo de welfare state (neo) tras el desastre. Hasta otra.
21 de noviembre de 2010
¿Qué es lo que sabemos?
Más Platón
—¿Y no razona mejor que nunca cuando no se ve turbada por la vista, ni por el oído, ni por el dolor, ni por el placer; y cuando, encerrada en sí misma, abandona al cuerpo, sin mantener con él relación alguna, en cuanto esto es posible, fijándose en el objeto de sus indagaciones para conocerlo?
—Perfectamente dicho.
—¿Y no es entonces cuando el alma del filósofo desprecia el cuerpo, huye de él, y hace esfuerzos para encerrarse en sí misma?
—Así me parece.
—¿Qué diremos ahora de ciertas cosas, Simmias, como la justicia, por ejemplo? ¿Diremos que es algo, o que no es nada?
—Diremos que es alguna cosa, seguramente.
—¿Y no podremos decir otro tanto del bien y de lo bello?
—Sin duda.
—¿Pero has visto tú estos objetos con tus ojos?
—Nunca.
—¿Existe algún otro sentido corporal, por el que hayas percibido alguna vez estos objetos, de que estamos hablando, como la magnitud, la salud, la fuerza; en una palabra, la esencia de todas las cosas, es decir, aquello que ellas son en sí mismas? ¿Es por medio del cuerpo como se conoce la realidad de estas cosas? ¿O es cierto que cualquiera de nosotros, que quiera examinar con el pensamiento lo más profundamente que sea posible lo que intente saber, sin mediación del cuerpo, se aproximará más al objeto y llegará a conocerlo mejor?
—Seguramente.
Platón, Fedón.
Se pensará con más claridad durante el sueño, cuando el alma, la inexistente, se desata.
—Perfectamente dicho.
—¿Y no es entonces cuando el alma del filósofo desprecia el cuerpo, huye de él, y hace esfuerzos para encerrarse en sí misma?
—Así me parece.
—¿Qué diremos ahora de ciertas cosas, Simmias, como la justicia, por ejemplo? ¿Diremos que es algo, o que no es nada?
—Diremos que es alguna cosa, seguramente.
—¿Y no podremos decir otro tanto del bien y de lo bello?
—Sin duda.
—¿Pero has visto tú estos objetos con tus ojos?
—Nunca.
—¿Existe algún otro sentido corporal, por el que hayas percibido alguna vez estos objetos, de que estamos hablando, como la magnitud, la salud, la fuerza; en una palabra, la esencia de todas las cosas, es decir, aquello que ellas son en sí mismas? ¿Es por medio del cuerpo como se conoce la realidad de estas cosas? ¿O es cierto que cualquiera de nosotros, que quiera examinar con el pensamiento lo más profundamente que sea posible lo que intente saber, sin mediación del cuerpo, se aproximará más al objeto y llegará a conocerlo mejor?
—Seguramente.
Platón, Fedón.
Se pensará con más claridad durante el sueño, cuando el alma, la inexistente, se desata.
¿Otros?
A veces escriben otros lo mismo que yo pienso. No sé qué pensar. Mejor lo dejo (¿lo de pensar?). Pero es que en eso lo han clavado. Es así y no de otra manera, y no puedo decirlo.
Dar la razón
Esta entrada (O sea, re-reincidiendo, porque ya la había copiado el 3 de oct. Sorry por el exceso.):
06/02/09
MLLFeb 6th, 2009 - 0:28 Lleva Vd. razón. Pero el dar la razón sucede desde una especie de otro mundo, que no puede ser el de la ciencia. Quizás si el (ámbito del) imposible juicio sobre el mundo que plantea Wittgenstein; esto es, de la valoración ético-estética, teleológica o como queramos sobre los hechos (i. e., la ciencia natural). Si he entendido a Kant (pero esto no lo puede decir la ciencia; sino que lo tiene que determinar mi inteligencia u otra superior a la mía, o sea casi todas), si lo he entendido me parece que académicamente una filosofía que prescinda de los conocimientos científicos resulta un pretencioso disparate, supersticioso o peor. De acuerdo. Pero otra cosa es lo que cabe decir “mundanalmente”, para ciudadanos libres y racionales(filosofía en sentido cosmopolita), una vez que el ágora ateniense se ha hecho virtual, ergo universal; gracias a la ciencia, pero gracias también a la razón que primero fue filo-sófica o proto-científica. En eso creo que debemos ser flexibles, no sea que, realmente, so capa de introducir rigor científico y experimental en el manejo de los conceptos, se nos cuele la prohibición de pensar libremente (los que no son o no somos científicos, ¿no tenemos la capacidad de pensar sobre asuntos comunes, o sobre asuntos poéticos?); i. e., de jugar con las palabras, a ver si de ellas salen cosas. esto tendrá el riesgo del escolasticismo o el verbalismo, pero como no creo que tengamos otro acceso que el lingüístico a la naturaleza (al ser) me parece a mí que de ahí puede venir no poco provecho. Al fin y al cabo, si Platón llevaba razón, la justicia es obligación común para los seres humanos, se trata de un sentido que en todos debe estar, y por lo tanto discutirse. A partir de ahí caben todas las argumentaciones científico-experimentales, pero los axiomas o principios filosóficos son anteriores. (Naturalmente que los axiomas o principios en letra pequeña, no nos importe concederlo.) Personalmente, concluyo por el momento, tengo claro que para la superstición no resulta peligroso el “cientificismo”, que es cosa de expertos, sino el libre pensar generalizado. Pues bien, aquí está el lugar de la filosofía, como un lugar político, sin límites. Con grandes regiones para la ciencia en el continente del saber, pero con una pequeña reserva de personajes en un país estrafalario y minúsculo. Atentamente, Martín López, Almería.
06/02/09
MLLFeb 6th, 2009 - 0:28 Lleva Vd. razón. Pero el dar la razón sucede desde una especie de otro mundo, que no puede ser el de la ciencia. Quizás si el (ámbito del) imposible juicio sobre el mundo que plantea Wittgenstein; esto es, de la valoración ético-estética, teleológica o como queramos sobre los hechos (i. e., la ciencia natural). Si he entendido a Kant (pero esto no lo puede decir la ciencia; sino que lo tiene que determinar mi inteligencia u otra superior a la mía, o sea casi todas), si lo he entendido me parece que académicamente una filosofía que prescinda de los conocimientos científicos resulta un pretencioso disparate, supersticioso o peor. De acuerdo. Pero otra cosa es lo que cabe decir “mundanalmente”, para ciudadanos libres y racionales(filosofía en sentido cosmopolita), una vez que el ágora ateniense se ha hecho virtual, ergo universal; gracias a la ciencia, pero gracias también a la razón que primero fue filo-sófica o proto-científica. En eso creo que debemos ser flexibles, no sea que, realmente, so capa de introducir rigor científico y experimental en el manejo de los conceptos, se nos cuele la prohibición de pensar libremente (los que no son o no somos científicos, ¿no tenemos la capacidad de pensar sobre asuntos comunes, o sobre asuntos poéticos?); i. e., de jugar con las palabras, a ver si de ellas salen cosas. esto tendrá el riesgo del escolasticismo o el verbalismo, pero como no creo que tengamos otro acceso que el lingüístico a la naturaleza (al ser) me parece a mí que de ahí puede venir no poco provecho. Al fin y al cabo, si Platón llevaba razón, la justicia es obligación común para los seres humanos, se trata de un sentido que en todos debe estar, y por lo tanto discutirse. A partir de ahí caben todas las argumentaciones científico-experimentales, pero los axiomas o principios filosóficos son anteriores. (Naturalmente que los axiomas o principios en letra pequeña, no nos importe concederlo.) Personalmente, concluyo por el momento, tengo claro que para la superstición no resulta peligroso el “cientificismo”, que es cosa de expertos, sino el libre pensar generalizado. Pues bien, aquí está el lugar de la filosofía, como un lugar político, sin límites. Con grandes regiones para la ciencia en el continente del saber, pero con una pequeña reserva de personajes en un país estrafalario y minúsculo. Atentamente, Martín López, Almería.
PUBLICADO POR MLL EN 10:09 AM
¿Adv. Pessoa? (una idea ajena)
Realmente no hay un juego (un mero juego, una distracción sin consecuencias) con los términos. Vamos a pensar que existe una combinación sintáctica que demanda su propia semántica (una sintaxis que espera al dios del significado, que espera un mundo propio). La poesía, la metáfora, ¿no consisten en este dinamismo anticipador de sentido?
Al hilo de un comentario
No despreciaría yo el interés político, aparte de las clases altas y las clases bobas. Sé que a la primera no pertenezco, y espero que no del todo a la segunda. Sin embargo, de los manejos políticos no escapa nadie (si se pretende vivir conforme a leyes, lo que conviene incluso si es para denunciar su radical invalidez o falacia). Y una mala política puede arruinar no solamente la vida pública sino también la privacidad más arrinconada. La buena política es la que, evidentemente, no se haría notar.
Dreams
Dreams
De su vida nocturna y fantasmática prácticamenente no queda nada ya. Sé que hice un viaje con X, en el que no resolví gran cosa (acabé despertando). Estas formas de vida involuntaria responden a experiencias y proyectos, juegan con el tiempo (pasado y futuro) cuando estamos desprevenidos (fuera de él, durmientes)... (Nos están diciendo algo, queremos recordarlo, pero inevitablemente lo olvidamos por la mañana...)
De su vida nocturna y fantasmática prácticamenente no queda nada ya. Sé que hice un viaje con X, en el que no resolví gran cosa (acabé despertando). Estas formas de vida involuntaria responden a experiencias y proyectos, juegan con el tiempo (pasado y futuro) cuando estamos desprevenidos (fuera de él, durmientes)... (Nos están diciendo algo, queremos recordarlo, pero inevitablemente lo olvidamos por la mañana...)
20 de noviembre de 2010
Incomprensor
La verdad, no sé por qué me tienen que hacer caso en algunas cosas que escribo a vuelateclado.
Misántropo
Lo peor no son ni los políticos ni los periodistas; lo peor son los ciudadanos. En cuanto les dejan opinar.
***
Pobres políticos; pobres necios (todos nosotros).
***
Pobres políticos; pobres necios (todos nosotros).
Los paraísos según San Borges
Vía.
Por favor, entre Vd. en el enlace de la librería de Oporto y me dice. Yo tengo que ir. Deo volente.
... Y de la bonaerense no digo nada, que queda muy lejos (aunque tan cerca).
Por favor, entre Vd. en el enlace de la librería de Oporto y me dice. Yo tengo que ir. Deo volente.
... Y de la bonaerense no digo nada, que queda muy lejos (aunque tan cerca).
... y los sábados lo mismo (moral ascética)
—Me parece, dijo Simmias, que un verdadero filósofo no puede menos de despreciarlos.
—Te parece entonces, repuso Sócrates, que todos los cuidados de un filósofo no tienen por objeto el cuerpo; y que, por el contrario, procura separarse de él cuanto le es posible, para ocuparse sólo de su alma.
—Seguramente.
—Así, pues, entre todas estas cosas de que acabo de hablar, replicó Sócrates, es evidente que lo propio y peculiar del filósofo es trabajar más particularmente que los demás hombres en desprender su alma del comercio del cuerpo.
—Evidentemente, dijo Simmias; y sin embargo, la mayor parte de los hombres se figuran que el que no tiene placer en esta clase de cosas y no las aprovecha, no sabe verdaderamente vivir; y creen que el que no disfruta de los placeres del cuerpo, está bien cercano a la muerte.
—Es verdad, Sócrates.
—¿Y qué diremos de la adquisición de la ciencia? El cuerpo, ¿es o no un obstáculo cuando se le asocia a esta indagación? Voy a explicarme por medio de un ejemplo. La vista y el oído, ¿llevan consigo alguna especie de certidumbre, o tienen razón los poetas cuando en sus cantos nos dicen sin cesar, que realmente ni oímos ni vemos? Porque si estos dos sentidos no son seguros ni verdaderos, los demás lo serán mucho menos, porque son más débiles. ¿No lo crees como yo?
—Sí, sin duda; dijo Simmias.
—¿Cuándo encuentra entonces el alma la verdad? Porque mientras la busca con el cuerpo, vemos claramente que este cuerpo la engaña y la induce a error.
—Es cierto.
—¿No es por medio del razonamiento como el alma descubre la verdad?
—Sí.
Platón, Fedón.
Así tendría que ocurrir...
—Te parece entonces, repuso Sócrates, que todos los cuidados de un filósofo no tienen por objeto el cuerpo; y que, por el contrario, procura separarse de él cuanto le es posible, para ocuparse sólo de su alma.
—Seguramente.
—Así, pues, entre todas estas cosas de que acabo de hablar, replicó Sócrates, es evidente que lo propio y peculiar del filósofo es trabajar más particularmente que los demás hombres en desprender su alma del comercio del cuerpo.
—Evidentemente, dijo Simmias; y sin embargo, la mayor parte de los hombres se figuran que el que no tiene placer en esta clase de cosas y no las aprovecha, no sabe verdaderamente vivir; y creen que el que no disfruta de los placeres del cuerpo, está bien cercano a la muerte.
—Es verdad, Sócrates.
—¿Y qué diremos de la adquisición de la ciencia? El cuerpo, ¿es o no un obstáculo cuando se le asocia a esta indagación? Voy a explicarme por medio de un ejemplo. La vista y el oído, ¿llevan consigo alguna especie de certidumbre, o tienen razón los poetas cuando en sus cantos nos dicen sin cesar, que realmente ni oímos ni vemos? Porque si estos dos sentidos no son seguros ni verdaderos, los demás lo serán mucho menos, porque son más débiles. ¿No lo crees como yo?
—Sí, sin duda; dijo Simmias.
—¿Cuándo encuentra entonces el alma la verdad? Porque mientras la busca con el cuerpo, vemos claramente que este cuerpo la engaña y la induce a error.
—Es cierto.
—¿No es por medio del razonamiento como el alma descubre la verdad?
—Sí.
Platón, Fedón.
Así tendría que ocurrir...
G. P., II
Mais je n´aime pas les films...
Sí quizás la extraña [¿singular?, ¿chocante?, ¿misteriosa?, ¿insólita?] y amplia avenida vacía, y la música incómoda... (También, la avenida: anómala, inhabitual, anormal. Se piensa según un estilo y un léxico.)
Habrá que pararse un poco y tener paciencia...
Por favor...
René Thomas "All Morning Long" (1961)
René Thomas (g); Benoît Quersin (b); José Bourguignon (d)
Recorded June 30, 1961, Comblain-La-Tour, Belgium
***
... and the rest (no mucho) is the same, gracias a youtube.
Atención, anécdota: Conocí el nombre del guitarrista belga en un programa monográfico (guitarristas) de Esto es jazz de Radio 3 que grabé en casette a principios de los 90. ¿Para cuándo esos extraordinarios archivos sonoros a disposición de los internatutas? (O a buen precio en cd. Yo, por dar ideas...)
Autoconciencia
***
Tiempo de invierno, ciudad, una existencia:
Ítem más: Prospettiva.
Paul Celan, otro poema de Amapola y memoria
Álamo, tus hojas brillan blancas en la oscuridad.
el pelo de mi madre nunca encaneció.
Diente de león, así de verde es Ucrania.
Mi rubia madre no volvió a casa.
Nube de lluvia, ¿te demoras en las fuentes?
Mi dulce madre llora por todas.
Astro circular, tú anudas el lazo de oro.
El corazón de mi madre fue herido con plomo.
Puerta de roble, ¿quién te sacó de quicio?
Mi tierna madre no puede volver.
(Traducción de J. Munárriz, en Hiperión)
Paul Celan es un reto continuado para el lector, que a veces está a su altura y a veces no.
***
Aquí, una postal infame, al hilo de.
el pelo de mi madre nunca encaneció.
Diente de león, así de verde es Ucrania.
Mi rubia madre no volvió a casa.
Nube de lluvia, ¿te demoras en las fuentes?
Mi dulce madre llora por todas.
Astro circular, tú anudas el lazo de oro.
El corazón de mi madre fue herido con plomo.
Puerta de roble, ¿quién te sacó de quicio?
Mi tierna madre no puede volver.
(Traducción de J. Munárriz, en Hiperión)
Paul Celan es un reto continuado para el lector, que a veces está a su altura y a veces no.
***
Aquí, una postal infame, al hilo de.
Social, Red
Se nos juzga, no por nuestros deseos (¿buenas intenciones?), sino por el desempeño, por la efectividad en la ejecución de tareas (sin que lo esperásemos; sin que a esas tareas les hubiésemos concedido especial relevancia, quiero decir). Nuestra propia valoración de la distancia entre las metas y lo que somos capaces de llevar a cabo de nada sirve en esta extraña mecánica social (lo que cuenta ahí no es la conciencia sino la conducta). Como esto es algo que nos ocurre absolutamente a todos, resulta plenamente comprensible que la realidad cotidiana consista en desencuentros. En playas que nunca llegan.
Escriben...
..., con la idea nefasta de que Vd. se ponga a pensar; y de que, incluso, Vd. tenga que ponerse a imaginar:
coctelmarx
coctelmarx
Pensando que estoy en otro sitio, entre islas
Cronos es padre del saber. Acostumbrados a esta realidad (maduración de la experiencia), se nos acaba olvidando algo y nos inventamos una eternidad a la que atribuimos nuestras ganancias. Así, un ens perfectissimum implica un abandono total de lo que somos (seres caídos sin saber de qué ni por qué); aquellas deidades menores con las que poblamos tierras y ríos, hasta nuestras casas, aún nos conceden una esperanza de retorno.
19 de noviembre de 2010
Un poema de Paul Celan
(Pour M. B., a quien no tengo el gusto)
Llena la mano de horas, así viniste a mí -yo dije:
tu pelo no es moreno.
Sin esfuerzo lo alzaste a la balanza de la pena; pesaba más que yo...
Llegan hasta ti en barcos y los cargan, lo ponen a la venta en los
mercados del placer-
Desde lo hondo me sonríes, yo te lloro desde la piel, me queda
leve.
Lloro: tu pelo no es moreno, ofrecen el agua del mar, y les das
rizos...
Murmuras: llenan ya el mundo conmigo ¡y para ti sigo siendo
una grieta en el corazón!
Dices: acuesta el follaje de los años junto a ti - ¡es hora de que
vengas y me beses!
El follaje de los años es moreno, tu pelo no lo es.
(Amapola y memoria, Hiperión)
El tiempo es un milagro entre tanta gente.
Llena la mano de horas, así viniste a mí -yo dije:
tu pelo no es moreno.
Sin esfuerzo lo alzaste a la balanza de la pena; pesaba más que yo...
Llegan hasta ti en barcos y los cargan, lo ponen a la venta en los
mercados del placer-
Desde lo hondo me sonríes, yo te lloro desde la piel, me queda
leve.
Lloro: tu pelo no es moreno, ofrecen el agua del mar, y les das
rizos...
Murmuras: llenan ya el mundo conmigo ¡y para ti sigo siendo
una grieta en el corazón!
Dices: acuesta el follaje de los años junto a ti - ¡es hora de que
vengas y me beses!
El follaje de los años es moreno, tu pelo no lo es.
(Amapola y memoria, Hiperión)
El tiempo es un milagro entre tanta gente.
Trompe quelque-chose
Ceux-ci ne sont pas les souliers de Van Gogh
¿Se capta la sutil conexión inter y multitextual/media?
***
Soporte Vd. el anuncio, por favor.
Los viernes, Platón
—En este momento Simmias echándose a reír, dijo a Sócrates: ¡Por Júpiter!, tú me has hecho reír, a pesar de la poca gana que tengo de hacerlo en estos momentos; porque estoy seguro de que si hubiera aquí un público que te escuchara, los más no dejarían de decir que hablas muy bien de los filósofos. Nuestros tebanos, sobre todo, consentirían gustosos en que todos los filósofos aprendieran tan bien a morir, que positivamente se murieran; y dirían que saben bien que esto es precisamente lo que se merecen.
—Dirían verdad, Simmias, repuso Sócrates; salvo un punto que ignoran, y es por qué razón los filósofos desean morir, y por qué son dignos de la muerte. Pero dejemos a los tebanos, y hablemos nosotros. La muerte, ¿es alguna cosa?
—Sí, sin duda, respondió Simmias.
—¿No es, repuso Sócrates, la separación del alma y el cuerpo, de manera que el cuerpo queda solo de un lado y el alma sola de otro? ¿No es esto lo que se llama la muerte?
—Lo es, dijo Simmias.
—Vamos a ver, mi querido amigo, si piensas como yo, porque de este principio sacaremos magníficos datos para resolver el problema que nos ocupa. ¿Te parece digno de un filósofo buscar lo que se llama el placer, como, por ejemplo, el de comer y beber?
—No, Sócrates.
—¿Y los placeres del amor?
—De ninguna manera.
—Y respecto de todos los demás placeres que afectan al cuerpo, ¿crees tú que deba buscarlos y apetecer, por ejemplo, trajes hermosos, calzado elegante, y todos los demás adornos del cuerpo? ¿Crees tú que debe estimarlos o despreciarlos, siempre que la necesidad no le fuerce a servirse de ellos?
Platón, Fedón.
Aparte de los piadosos deseos (higiénico-sociales) de los buenos ciudadanos, yo necesito unos zapatos. Los míos se parecen ya demasiado a los de mi tocayo alemán (a los de Van Gogh).
—Dirían verdad, Simmias, repuso Sócrates; salvo un punto que ignoran, y es por qué razón los filósofos desean morir, y por qué son dignos de la muerte. Pero dejemos a los tebanos, y hablemos nosotros. La muerte, ¿es alguna cosa?
—Sí, sin duda, respondió Simmias.
—¿No es, repuso Sócrates, la separación del alma y el cuerpo, de manera que el cuerpo queda solo de un lado y el alma sola de otro? ¿No es esto lo que se llama la muerte?
—Lo es, dijo Simmias.
—Vamos a ver, mi querido amigo, si piensas como yo, porque de este principio sacaremos magníficos datos para resolver el problema que nos ocupa. ¿Te parece digno de un filósofo buscar lo que se llama el placer, como, por ejemplo, el de comer y beber?
—No, Sócrates.
—¿Y los placeres del amor?
—De ninguna manera.
—Y respecto de todos los demás placeres que afectan al cuerpo, ¿crees tú que deba buscarlos y apetecer, por ejemplo, trajes hermosos, calzado elegante, y todos los demás adornos del cuerpo? ¿Crees tú que debe estimarlos o despreciarlos, siempre que la necesidad no le fuerce a servirse de ellos?
Platón, Fedón.
Aparte de los piadosos deseos (higiénico-sociales) de los buenos ciudadanos, yo necesito unos zapatos. Los míos se parecen ya demasiado a los de mi tocayo alemán (a los de Van Gogh).
En filosofía, II
(Platonismos, la línea)
Fe (pistis) es creencia y visión (creencia "por visión" entiende quien sigue al traductor). Una opinión: y un imposible para la ciencia, puesto que la visión debe ser corregida.
Una discusión escolar aunque eterna: el conflicto de las Facultades. La incompatibilidad de la razón y la fe (en última instancia)---
Fe (pistis) es creencia y visión (creencia "por visión" entiende quien sigue al traductor). Una opinión: y un imposible para la ciencia, puesto que la visión debe ser corregida.
Una discusión escolar aunque eterna: el conflicto de las Facultades. La incompatibilidad de la razón y la fe (en última instancia)---
En filosofía
Platónico y no nietzscheano (aunque sean palabras divinas las que manan de la boca de este pobre hombre). Porque la vida debe vivirse con pasión, excediéndose, pero en la escritura se debe ser mesurado. ¿O es al contrario?
Ps. El pecado de los filósofos, el de no querer pillarse los dedos- me dicen.
Ps. El pecado de los filósofos, el de no querer pillarse los dedos- me dicen.
18 de noviembre de 2010
Un poema de Emily Dickinson
El agua y el tiempo, incontables:
Como si se hendiera el Mar
Y nos mostrara otro Mar más allá--
Y ese --otro más-- y los Tres
No fueran más que una presunción--
De Series de Mares--
Nunca visitados por Playas--
Siendo ellos mismos Márgenes de otros Mares--
Como Ellos-- así es la Eternidad--
(Emily Dickinson, Poemario mínimo, Alhulia, 2000, p. 103)
Como si se hendiera el Mar
Y nos mostrara otro Mar más allá--
Y ese --otro más-- y los Tres
No fueran más que una presunción--
De Series de Mares--
Nunca visitados por Playas--
Siendo ellos mismos Márgenes de otros Mares--
Como Ellos-- así es la Eternidad--
(Emily Dickinson, Poemario mínimo, Alhulia, 2000, p. 103)
El Platón del día, 0 ers.
—¿Pero qué, Sócrates, replicó Simmias, será posible que nos abandones sin hacernos partícipes de esas convicciones de tu alma? Me parece que este bien nos es a todos común; y si nos convences de tu verdad, tu apología está hecha.—Eso es lo que pienso hacer, respondió; pero antes veamos lo que Criton quiere decirnos. Me parece que ha rato intenta hablarnos.—No es más, dijo Criton, sino que el hombre, que debe darte el veneno, no ha cesado de decirme largo rato ha, que se te advierta que hables poco, porque dice que el hablar mucho acalora, y que no hay cosa más opuesta, para que produzca efecto el veneno; por lo que es preciso dar dos y tres tomas, cuando se está de esta suerte acalorado.—Déjale que hable, respondió Sócrates; y que prepare la cicuta, como si hubiera necesidad de dos tomas y de tres, si fuese necesario.—Ya sabía yo que darías esta respuesta, dijo Criton; pero él no desiste de sus advertencias.—Dejadle que diga, repuso Sócrates; ya es tiempo de que explique delante de vosotros, que sois mis jueces, las razones que tengo para probar que un hombre, que se ha consagrado toda su vida a la filosofía, debe morir con mucho valor, y con la firme esperanza de que gozará después de la muerte bienes infinitos. Voy a daros las pruebas, Simmias y Cebes.Los hombres ignoran que los verdaderos filósofos no trabajan durante su vida sino para prepararse a la muerte; y siendo esto así, sería ridículo que después de haber proseguido sin tregua este único fin, recelasen y temiesen, cuando se les presenta la muerte. Platón, Fedón.
Si no te callas no te mueres; si apelas indefinidamente, no te ejecutan. Si respiras, vives.
Clarividencia supersticiosa (y toco madera)
Un coche + un pensamiento = posible desastre. No pienses o no conduzcas (si lo uno, no lo otro).
Dialéctica oculta, II
¿Qué nos quieren decir cuando nos dicen? ¿Me lo puedes decir?
(Una misma palabra, hecha verbo sin carne, y tres significados diversos.)
(Una misma palabra, hecha verbo sin carne, y tres significados diversos.)
Luchino Visconti
Existe una caída del pensamiento, igual que cuando se mira una espiral que gira o hacia el interior de un pozo muy profundo que se ha tragado la luz: obsesión.
Incomprensible
... Estas terribles fluctuaciones anímicas. ¿De qué va la gente? ¿Tendrá que ser la misantropía la postura intelectual más honesta, y el origen de la higiene del pensamiento? Miras a alguien, te disculpas o disculpas a otro por si hubiera existido un malentendido. Y resulta que el que ha malentendido has sido tú. Y lo acepto. Acepto que muy espabilado no soy a la hora de interpretar (bueno, ni en la vida). Ocurrente e intuitivo, quizás. Observador/deductor, no tanto. Pero esta cuestión de la capacidad o la incapacidad a la hora de ver, y después a la hora de hablar, en realidad sé que no importa demasiado y que a mí no me debe importar demasiado. Pero yo estoy queriendo decir otra cosa: que mis palabras, con fortuna o desgraciadas, van a dar contra frentes que son muros fríos. De repente mi torpeza se me ha convertido en lirismo y llanto. ¿Hace falta eso? No. Para nada. Mi libro de cabecera es Paseo de los alegres. Los sencillos y desenvueltos, los que no se destruyen la vida a partir de ideas. Estos seres benditos de carne y compasión a los que yo sé que voy destinado. Y mi torpeza se ha vuelto a convertir, ya no sé si en elegía o en himno de alabanza.
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Va a golpear mi corazón contra frentes y ojos fríos, secos. Detrás del mar está la muerte.
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Va a golpear mi corazón contra frentes y ojos fríos, secos. Detrás del mar está la muerte.
Multifactorial
La verdad, en correspondencia con la inteligencia psicotécnicamente administrada, revela múltiples facetas. El objeto se descompone, y hasta se corrompe. Basta con dirigir la mirada, de arriba abajo, de izquierda a derecha, de la cara al alma, y así sucesivamente. Por otra parte, se exhibe lo que se desea, y se oculta lo negativo. El objeto miente también. Casi estaríamos tentados a decir que se trata de un sujeto.
17 de noviembre de 2010
De un anuncio radiofónico
Pretender obtener un rendimiento de aquello que se otorga según gracia, o no vale nada, no representa sino otra majaderia de los tiempos modernos, un signo más de la época infame.
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Nada que ver: Portugal, 4; España, 0
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Tampoco: pongo mis libros (todos de poesía; de autores insignes) encima de la mesa, y me alegra saber (lo sé yo) que no quiero demostrar nada. Porque no quiero nada. ¿Se actúa?
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Nada que ver: Portugal, 4; España, 0
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Tampoco: pongo mis libros (todos de poesía; de autores insignes) encima de la mesa, y me alegra saber (lo sé yo) que no quiero demostrar nada. Porque no quiero nada. ¿Se actúa?
Piensa en verde
—Sócrates manifestó cierta complacencia al notar la sutileza de Cebes; y dirigiéndose a nosotros, nos dijo: Cebes siempre encuentra objeciones, y no se fija mucho en lo que se le dice.
—Pero, dijo entonces Simmias, yo encuentro alguna razón en lo que dice Cebes. En efecto, ¿qué pretenden los sabios al huir de dueños mucho mejores que ellos, y al privarse voluntariamente de su auxilio? A ti es a quien dirige este razonamiento Cebes, y te echa en cara que te separas de nosotros voluntariamente, y que abandonas a los dioses que, según tú mismo parecer, son tan buenos amos.
—Tenéis razón, dijo Sócrates; y veo que ya queréis obligarme a que me defienda aquí como me he defendido en el tribunal.
—Así es; dijo Simmias.
—Es preciso, pues, satisfaceros, replicó Sócrates, y procurar que esta apología tenga mejor resultado respecto de vosotros, que el que tuvo la primera respecto de los jueces. En verdad, Simmias y Cebes, si no creyese encontrar en el otro mundo dioses tan buenos y tan sabios y hombres mejores que los que dejo en este, sería un necio, si no me manifestara pesaroso de morir. Pero sabed que espero reunirme allí con hombres justos. Puedo quizá hacerme ilusiones respecto de esto; pero en cuanto a encontrar allí dioses que son muy buenos dueños, yo lo aseguro en cuanto pueden asegurarse cosas de esta naturaleza. He aquí por qué no estoy tan afligido en estos momentos, esperando que hay algo reservado para los hombres después de esta vida, y que, según la antigua máxima, los buenos serán mejor tratados que los malos.
Platón, Fedón.El triunfo de los inanes
Para todo x, si x es un partido político gobernante, existe algún y, tal que y es el partido opositor y el proporcionado en altura de miras. Ironía ninguna.
Ps. Veo las intervenciones de los distintos grupos a propósito del videojuego de la candidata popular catalana y pienso (si esto, Dios mío, es pensar) que lo peor del asunto no es la confusión que pueda haber existido en el desarrollo informático de la idea, sino la misma ocurrencia de la idea. No les pasa por la cabeza, no se les ocurre que a los ciudadanos no se les puede tratar con videojuegos (menores de edad). Y yo tengo de creyente en el socialismo lo que tengo de creyente en otras materias...
Ps. Veo las intervenciones de los distintos grupos a propósito del videojuego de la candidata popular catalana y pienso (si esto, Dios mío, es pensar) que lo peor del asunto no es la confusión que pueda haber existido en el desarrollo informático de la idea, sino la misma ocurrencia de la idea. No les pasa por la cabeza, no se les ocurre que a los ciudadanos no se les puede tratar con videojuegos (menores de edad). Y yo tengo de creyente en el socialismo lo que tengo de creyente en otras materias...
De republica et ratione
¿No te has dado cuenta- dije- de que las opiniones sin conocimiento son todas defectuosas? Pues las mejores de entre ellas son ciegas. (Platón, República, Libro VI, 508c)
Pensamientos sin contenidos son vacíos; las intuiciones sin conceptos son ciegas (Kant, Crítica de la Razón Pura, A51)
De lo cual y mezclado se infiere que los cuerpos opinan y yerran, pero que el pensamiento se concreta en amor, que también yerra. Lo que no se equivoca es el alma; o sea, la muerte o vacío, capaz de depurar hasta las experiencias, una vez que las ha descarnado y vuelto huesos. Por un acto milagroso de la voluntad se quiere hacer pasar esta desaparición por recuerdo, y hasta alegría que puede traspasar distancias y épocas. ¿No fue dico así?
Pensamientos sin contenidos son vacíos; las intuiciones sin conceptos son ciegas (Kant, Crítica de la Razón Pura, A51)
De lo cual y mezclado se infiere que los cuerpos opinan y yerran, pero que el pensamiento se concreta en amor, que también yerra. Lo que no se equivoca es el alma; o sea, la muerte o vacío, capaz de depurar hasta las experiencias, una vez que las ha descarnado y vuelto huesos. Por un acto milagroso de la voluntad se quiere hacer pasar esta desaparición por recuerdo, y hasta alegría que puede traspasar distancias y épocas. ¿No fue dico así?
Escriben
José Miguel Ridao:
Recuerdo una mañana de noviembre;
de este noviembre y todos los noviembres.
Aquel día en que el mundo se detuvo
y no llegó el invierno;
y no acabó el otoño.
Tú crees que eso son cosas de poetas,
que los poetas inventan mentiras
para engañar a nadie; sólo a ellos.
Quizá tengas razón,
o yo no soy poeta,
o aún está lloviendo de mentira,
o el agua que resbala en los cristales
acabará mañana
y yo saldré al umbral
y dejaré la casa de mi sueño.
Recuerdo una mañana de noviembre;
de este noviembre y todos los noviembres.
Aquel día en que el mundo se detuvo
y no llegó el invierno;
y no acabó el otoño.
Tú crees que eso son cosas de poetas,
que los poetas inventan mentiras
para engañar a nadie; sólo a ellos.
Quizá tengas razón,
o yo no soy poeta,
o aún está lloviendo de mentira,
o el agua que resbala en los cristales
acabará mañana
y yo saldré al umbral
y dejaré la casa de mi sueño.
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