10 de febrero de 2010

Pruebas evidentes

Seguramente resulte preferible, en los negocios que emprenden los hombres, la verdad brutal. Sí o no. Merced al primero, a la afirmación, progresa la historia (olvidando por un momento la condición ilusoria de todo). Merced al segundo, la negación o el cierre, se abre, por paradoja, el camino de la escritura. Las líneas que la humanidad ha trazado en las superficies que fijan su memoria, muchas y diferentes, dan cuenta, básicamente, de su desesperación. Una crónica del éxito tendría que parecernos insoportable: un cielo siempre azul, del que habrá incluso quien sostenga que no es el infierno.

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