21 de febrero de 2010

Sobre Pedro Salinas, comentario libre, IV

A vuelateclado:

En la noticia de la llegada del amor, La voz a ti debida (esto es, las palabras, los discursos, las explicaciones), me parece que se da un juego de referencias a un asunto muy diverso en apariencia (mi comentario es ahora mismo bastante desinformado): la cosmología contemporánea, de A. E. en adelante. Naturalmente que existe una remisión constante al relato genético fundador, griego o judío... No podía ser menos, dado que es sobre una relación estrictamente personal (antes que nada pronominal: yo, tú) sobre lo que P. S. va a proceder a una liquidación y reinstauración del mundo, a su recreación. Quizás sea esta última la palabra correcta: sostienen los versos que a la presencia amada corresponde la nominación, invención y orden del mundo, que hasta ese momento-rayo de su aparición quedaba, como mundo, en potencialidad inane. El mundo natural lo mismo que el mundo humano (desde el artificio a la tecnología). P. S. no evita ser contemporáneo, siguiendo la corriente que viene de Whitman y de Baudelaire (digo yo!). Vuelvo: la presencia llegada, la alegría, la relación, la flecha que no respeta norma celeste ni terrestre, la cifra única que ella es, genera un universo de elementos y estructuras (no puede ser menos). Pero sostenido por el discurso poético del amante, el dominado, el cantor que expectando el futuro no puede o no quiere evitarnos la impresión de que su lirismo mantenido ya es nostalgia y pérdida. O que no se hace ilusiones. Etc.

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