14 de febrero de 2010

Economía de subsistencia

Sustrayendo de lo que escribo el aditamento (en forma de adjetivación, enumeración, varia retórica) lo mío, lo de cualquiera, es universal por lo que tiene de pobre y por ninguna razón más. Así me corresponde: fui pobre y así me mantengo. Odio el brillo, no espero nada. Si llega algo, le daré la bienvenida. Porque sí que me enseñaron, sin palabras él (yo se las presto todas in memoriam con mi exceso), como sabía y podía ella, el deber de ser hospitalario. Mi corazón no puede ser tan viejo que no se sienta obligado.

2 comentarios:

José Antonio García Ramos dijo...

´Me llevaré a la tumba el recuerdo de la calidez de aquellas manos inquietas que entendian...todo

Martín López dijo...

Solamente se puede ser generoso, nunca estar a la altura.