19 de abril de 2008

Que cada uno piense lo que quiera


acerca de los efectos deletéreos del tiempo entre los intelectuales: del tiempo de su presente cómodo, y de la capacidad de soltar estupideces al gusto del poder o del clima, sobre todo si el zeitgeist viene borrascoso (y por ello interesante para espíritus puros y reprimidos).

El texto pertenece a seguramente uno de los más interesantes libros, filosóficamente hablando, que ha producido la filología española: Nietzsche en España, de Gonzalo Sobejano, reeditado por Gredos en el año 2004 (en la p. 551).

Un apriori de ignorancia: ¿hay algún libro, en el mismo plan -de historia cultural-, titulado Kant en España?

Una sospecha: Ortega se anticipa a Heidegger, pero porque los dos remedan a N., uno de ellos sin citarlo---
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Un momento después:
Me respondo yo mismo:
Kant en España, de J. L. Villacañas Berlanga -ed. lit.-, publicado por Verbum en 2006, acerca del neokantismo en España, pero limitado al siglo XIX y bajo la rúbrica, en el ISBN, de Historia de la Filosofía.
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Que no se olvide:
Entretener la mente con asuntos que no valen la pena, pero que aun así son capaces de quitar el sueño, revela una cercanía preocupante con la depresión. Asuntos de los que hay que huir, preocupación que no sirve para nada---
¿Quién dice estas cosas?

1 comentario:

Egoficción dijo...

Me has convencido. Después del Heródoto, el Spengler.