18 de abril de 2008

Protocolos, II

... el desastre...

¿What?

La subjetividad multiplicada en sus espejos lectores: adelgazamiento de la vida, engrosamiento funesto de la idea---

Entonces: ¿para qué la experiencia überhaupt? Inventemos, hasta reventar muertos y borrachos de fingimiento.

Qué más da!

A esta luz se nos antoja un engaño criminal la duplicación ficticia de la experiencia: la vida no ha de estar ahí, en la modelización verosímil de mundos, sino en el muestreo obsesivo de las "proposiciones protocolares", en las entradas de los "diarios", en los ladrillos nimios de la celeste imposible Erfahrung.

Así que: Ionesco, Diarios---

...

A propósito: pavese, pavese, pavese, igual que un conjuro incluso hasta en sus momentos (los de Pavese: El oficio de vivir) más ininteligibles, de plena incomprensibilidad. Porque nunca será suficientemente ponderada su sabia advertencia contra las recaídas de los ingenuos, aunque éstas estuvieran inscritas en una disposición natural de los torpes genes del ánimo, o porque exactamente suceda así y los genes del ánimo representen el mal primordial que hay que destruir para ganar la libertad.

Por eso tiene que representar una recaída estúpida el conceder una sola oportunidad a quien se nos ha mostrado con ánimo desabrido, en ese tipo de asuntos. Indiferencia, indiferencia, indiferencia---

Y náusea---

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