15 de febrero de 2008

Arrepentimiento

Al pasar las horas, ha comprendido el criminal que comete un grave error de pensamiento (y de obra al escribirlo): que donde él buscaba y encontraba la malévola intención periodístico-política en pos mafioso del beneficio monetario, en bienes muebles e inmuebles, así como en prestigio social, no ha de verse sino los desvelos constantes por el bien de los ciudadanos.

El político, igual que un eterno buen pastor (algo bien distinto del lobo terrible, aunque pueda parecer idéntica su faz externa o sus andares), no tiene en sus ojos, que le lagrimean delante de los súbditos pacíficos, otro fin diferente a su bienestar de ciudadanos, que es el concepto que el político de arriba les ha dicho que deben tener acerca de sí mismos, y de su infinita dignidad de trabajadores y consumidores mortales.

Para el más necio (alocado) ha de resultar obvio que el concepto de Dios y el de sus administradores o sacerdotes no sirve para nada, y aun es muy lesivo para los intereses generales de la razón económica y la felicidad opiácea que produce.

...

¿?

(¿Quién habla ahora?)

-No hemos de tomarlo demasiado en serio: es un diario de autoficción. Nada, ontológicamente hablando. Un loco, adláter de la razón, con la responsabilidad disminuida. O un cobarde.

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