25 de noviembre de 2006

Tentaciones

La dispersión del saber, el ensayismo y la brillantez aparente, la constelación de ideas.

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La conciencia toma el color de los lugares donde vive, de sus viajes: es la matriz social de la experiencia, el retiro de Marx que transforma la sociología en antropología, la historia del presente en periodismo y rumor; la eternidad en actualidad.

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Nos fijamos en los puntos de vista, los deseamos: un oasis para que descanse nuestra ignorancia. Aunque sea un sentir prohibido, se tiene -frente a esa actitud- nostalgia de la mentalidad positivista con el lenguaje. En ella se destierran el deber, los valores, vivientes a partir de entonces en la manera de una emoción que colorea desde fuera el lenguaje.

La comunicación rinde en la distancia: la muerte de la razón a principios del siglo pasado pidió una depuración del lenguaje, literario, filosófico, científico; solicitó y le fue concedida la inversión de unos ropajes desgastados.

Como resultado, se podía hablar de otra forma o guardar silencio: los juicios de valor que Wittgenstein ama fatalmente se imponen sobre los hechos posibles y permitidos; los juicios de emoción de Russell sirven para acabar una guerra, o detener una dictadura totalitaria.

Seguro que no es así, que el viaje fracasó: pero la nostalgia se dirige hacia el Punto de vista que no lo es, que se atreve a un absoluto, percibiendo en la superficie los desplazamientos relativos, la complejidad. ¿Ese héroe ha muerto?

1 comentario:

conde-duque dijo...

Quizás el héroe ha muerto, y en su lápida se puede leer la gran paradoja: "TODO es relativo". Eso que no se puede afirmar sin estar traicionándose a sí mismo...