No es mi propósito averiguar aquí las posibles razones de este brote de distinguida y secular glosolalia. Las modas, de la ropa o de las actitudes intelectuales, son notoriamente difíciles de explicar, y aunque ésta muestra obvios vestigios de una combinación de influencias del pensamiento alemán (en particular de la retórica filosófica de Nietzsche), de las doctrinas poéticas de Mallarmé, del culto del surrealismo a lo ilógico y de la promoción freudiana del inconsciente, no estoy seguro de cómo estos varios elementos, u otras contribuciones a la causa, se unieron para crear tendencia. Simplemente querría señalar los problemas que le han surgido a un veterano francófilo comentando uno de los típicos libros del periodo sobre el que tanto he trabajado durante algún tiempo, sin lograr muchos avances. (J. Weightman acerca de la logorrea, en especial la de Foucault)
Blogger me avisa de que las leyes europeas, Dios las bendiga, me obligan a que avise a mis improbables visitantes y/o lectores de que mi blog usa cookies, pero a mí su aviso, incompetencia mía, seguro, no se me pone en la cabecera
8 de abril de 2017
Hemerotecas
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