29 de abril de 2017

Hemerotecas

Mucho antes de que comprendamos que somos mortales, tenemos la experiencia del tiempo como pasajero, la vivencia muy temprana de que la vida siempre tiene una dirección de muerte. Sin esta experiencia no se plantearía la cuestión del sentido. Sin la cuestión del sentido, encuentre una respuesta o conduzca a la desesperación, el hombre no existe. (Max Frisch, "El médico, el paciente y la muerte", en El País, 1985)
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Los grandes profetas que advertían a su pueblo del becerro de oro ya no existen; han aparecido los sermoneadores democrático-insignificantes; sólo la teocracia se permite profetas.

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