La indiferencia es, aunque nos cueste reconocerlo, una forma sutil de racismo. No agresiva, como la de los hinchas holandeses, pero si de vergonzante aceptación: esos seres no tienen que ver con nosotros, no los sentimos como propios. Son mendigos, lisiados, tienen problemas mentales... (E. Lindo, en El País)
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