19 de marzo de 2016

Un apunte de mal gusto. No deja de representar una trágica ironía histórico-biográfico-filosófica que la santificación de la memoria (¿y de la oralidad?) que se muestra en el primer escritor filosófico sensu stricto (i. e., Platón) se convierta (sé que no es la palabra, sorry) en el último de los escritores sistemáticos (i. e., Kant) en un presunto Alzheimer los postreros años de su vida..

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