Cansado de vivir de alquiler, el filósofo había manifestado su interés en comprarse una casa propia en la que enfrentarse a las incomodidades de la vejez. (J. K. Villacañas acerca de Kant en 1784; en Dificultades con la Ilustración)La casa de Kant da al patio de una prisión (i. e., una caverna). Allí los presos entonan plegarias a Dios. Entonces nos viene la imagen blasfema del pensador en Luisiana mientras la cuerda de presos canta un blues lastimero.
Blogger me avisa de que las leyes europeas, Dios las bendiga, me obligan a que avise a mis improbables visitantes y/o lectores de que mi blog usa cookies, pero a mí su aviso, incompetencia mía, seguro, no se me pone en la cabecera
9 de marzo de 2016
Domesticidades, platonismos
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