Ha habido una secesión de los poderosos, que ya no están interesados en cumplir el contrato social que fue el pegamento social desde el final de la II Guerra Mundial. A saber: vosotros, los ciudadanos corrientes (l’uomo qualunque), tendréis empleo, protección, bienestar y una escala social ascendente; a cambio, nosotros nos llevamos la tajada más grande de la riqueza. Todos saldremos ganando, aunque en distinta medida. Desde la caída del muro de Berlín y en ausencia de un sistema político alternativo, esas élites han perdido el miedo y ya no necesitan hacer concesiones. El temor se ha trasladado al otro bando. La crisis lo muestra: ni trabajo, ni protección social, ni bienestar, y el único ascensor es el del cadalso (Louis Malle). Frente a ello ha emergido "la rebelión contra las élites", con la aparición de partidos (de izquierdas o de derechas) que tratan de sustituir el viejo bipartidismo de la posguerra y, sobre todo, de una nueva teoría que dice que existe una confluencia entre las élites políticas y económicas, con intereses comunes, que da lugar al establishment, ante la que el resto, sea de derechas o de izquierdas, se ha de confrontar. (J. Estefanía, en El País)
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22 de agosto de 2015
Más reseñas (textos para un bachillerato de Sociales)
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