14 de mayo de 2014

LOS AZNAR
Esta familia merece un libro entero a tenor de la cantidad de anécdotas que cuenta Julio González de Buitrago. La primera de ellas es que los Aznar obligaron al personal de Moncloa a recibirles en la puerta de la residencia delante de los medios como si se trataran del séquito de doncellas y mayordomos de Downton Abbey. Hasta la fecha, lo normal es que el presidente y esposa saludaran a los trabajadores de cada dependencia uno a uno, y no que salieran a recibirles como si se trataran de miembros de la monarquía. En cuanto a sus gustos culinarios, los Aznar-Botella comían mucho arroz. El presidente era feliz con huevos fritos con chistorra, pero jamás se concedía el capricho de unas patatas fritas. Se sabía, o eso parece, las claves de la dieta disociada. A Aznar, además, le encantaba el picante, los pimientos de padrón en concreto. (El Mundo)
Y luego vinieron los de después.

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