16 de mayo de 2014

Sin ser precisamente uno muy del gobierno, no le parece mal que se plantee no la cuestión de los límites de la libertad de expresión, sino la de las responsabilidades por el uso de esa misma libertad. Dicho en plata: los libros no deben ser censurables, pero sus autores deben ser responsables. No es el texto el que debe se puesto a disposición judicial.

Los comentarios en las redes a propósito de este o de aquel caso vienen de una mala educación (social e institucional) ampliamente cultivada. El retorno del humanismo debería empezar por las buenas formas. Que no son incompatibles con la pena capital.

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