25 de abril de 2013

Eine singuliere demokratie

Uno de los dos últimos gobernadores civiles de Almería* antes del final de la guerra civil española, no recuerdo cuál de ellos, tuvo la ocurrencia de incautarse de todos los aparatos de radio de la provincia y luego devolverlos a sus propietarios debidamente capados. Entiéndase bien: capadas las radios.

*Mi memoria es solamente mediana. Se trata de Cayetano Martínez Artés (no de los dos últimos gobernadores), socialista, que ocupó el puesto de gobernador civil, y por lo tanto máxima autoridad provincial, a partir del 8 de junio de 1937. El sentido de la medida (la de incautarse de todos los aparatos de radio existentes en la provincia, precintar los condensadores, y devolver los aparatos a sus dueños, de manera que solamente pudieran escuchar Radio Almería, era (el sentido) evitar la desmoralización que podría resultar de la escucha de los comunicados del bando franquista en la Almería republicana. (Cito de manera bastante literal lo que escribe R. Quirosa en su Política y Guerra Civil en Almería, 1986, pp. 210-211.) Lo que ya sí me pertenece es la impresión de que la necedad y el trabajo de chinos, siempre que lo hagan todos, ha estado presente en España a lo largo y ancho de su historia. Sin perjuicio del final trágico de Martínez Artés: fue fusilado por los franquistas victoriosos en septiembre de 1939. Por cierto que el joven historiador Quirosa (24 años en 1986, el de este libro que recoge su tesis de licenciatura) hace notar que no le es permitida la consulta de los archivos de los juicios militares del franquismo, muchos de los cuales abocaron a la pena capital. 1986. Democracia. Una ilusión.

Así, declaramos prohibida la palabra escrache para ocultar una realidad o para connvenirla. O arrojamos a la calle marbetes de nazi a ver a quién le tocan.

Insensatez, embriagadora insensatez.

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