19 de diciembre de 2011

Paraísos

Qué impresión de extrañeza produce este teatro del dolor en Corea del N. Vivir la vida, morirla más bien, al paso de la oca de los desfiles y el llanto obligados. Venir al mundo para esto. ¿Qué dixieron los griegos al respecto?

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¿Qué nos espera? Durante un tiempo fuimos presos (yo no) del necio encantador, el de las palabras de viento. Ahora nos acuna el cirujano de cobre, dándonos a beber leche de piedra.

¿Qué nos cabe esperar en estos duros inviernos en los que no llega el sueño? El frío se ha hecho dueño de las calles, y no nos dejamos engañar por esta apariencia de movimiento, este alocado ir de un lugar a otro y luego volver a empezar para nada. Una felicitación de año nuevo nos parece una burla, a nosotros que conocíamos el desierto pero que pensábamos que por lo menos estaba hecho de calor.

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