16 de mayo de 2009

Heredé

Heredé, en el lugar del otro, del desaparecido y del suicida, su nombre, de guerra, de la que él se libró porque no podía escuchar los tiros ni decir en castellano su dolor. 1936 y este muchacho se libró de la guerra pero no de mi memoria. El nombre y una piedad hecha de manos, de lo que está más allá o más acá de la luz, quisiera yo también tener pero no lo sé. Tengo demasiados años y no sé si fracasé también en esto, en decir, hablar, con mis manos mi corazón.

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