11 de febrero de 2009

A la decisión

Nadie te libera: eres dueño de elegir patria si con eso ganas. Dueño de no elegir nada: nunca conocí a quien tuviera que tomar esta decisión terrible de cambiar un país por otro. Yo no podría dejar mi lengua, aquella en la que digo el frío y el calor de mi corazón. Pero es obligación de todo joven la de ejercer su libertad y renunciar. A nosotros, que -quizás, seguramente- nunca estuvimos ahí.

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