Aunque Aron ocupó lugares destacados de la cultura francesa, su sensatez era poco atractiva para quienes, en palabras de James, preferían “equivocarse con Sartre a acertar con Aron”. El autor de El opio de los intelectuales (rba, 2011) fue mucho más que un combatiente de la Guerra Fría. (D. Gascón, en Letras libres)
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